La relación entre el COVID-19 y la alteración de los sentidos del olfato y el gusto se hizo patente en marzo de 2020, cuando la pandemia se desencadenó en todo el mundo. Hasta la fecha, en torno a 100 millones de personas se han contagiado del coronavirus. De ellas, un 60 % ha experimentado disfunciones en el olfato, y un 10 % presenta síntomas persistentes.