La miseria y la “responsabilidad” familiar llevaba de nuevo al ring, una y otra vez, a Geysi Lorenzo, aun cuando ya sabía de memoria que a sus 34 años no tenía condiciones para triunfar.
Mas, sus grandes verdugos y quienes le llevaron al paredón y le arrancaron la vida, fueron la permisividad y falta de regulación del boxeo profesional dominicano.