Ante la mirada atónita y la impotencia de los ciudadanos, la indiferencia e hipocresía de las autoridades, y los organismos de inteligencia del país; el comercio, demanda y distribución de estupefacientes se ha adueñado de los barrios del Gran SD, a tal punto que operan a toda hora vendiendo drogas a la vista de todos sin que nadie se dé por enterado.