El presidente electo Donald Trump ha prometido eliminar el nuevo peaje para conductores que ingresan al centro de Manhattan cuando asuma el cargo, lo que ocurrirá el próximo 20 de enero, pero no está claro si lo hará y el proceso se dislumbra complicado.
En noviembre pasado, el republicano, que tiene su torre en la zona de peaje, dijo que la tarifa "pondrá a la ciudad de Nueva York en desventaja frente a ciudades y estados competidores, y las empresas huirán".
El presidente y CEO de la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA, por sus siglas en inglés), Janno Lieber, dijo que no estaba demasiado preocupado por las amenazas de Trump. "Creo que él entiende, viviendo en la 59 y la 5ta Avenida, lo que el tráfico está haciendo a nuestra ciudad", dijo Lieber en una conferencia de prensa celebrada en la Terminal Grand Central el domingo.
De insistir en su posición de eliminar el programa, Trump se podría enfrentar a un panorama difícil y a largas batallas en los tribunales, ya que el plan ya se encuentra en ejecución.
La tarifa también ha sobrevivido a varias demandas que buscaban bloquear el programa, incluido un último esfuerzo del estado de Nueva Jersey para que un juez pusiera un obstáculo temporal contra él. El gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, también demócrata, ha prometido continuar luchando contra el esquema.
En respuesta, Lieber describió las opiniones del gobernador de Nueva Jersey como la "definición de hipocresía", agregando que esperaba que el estado ajustara su estrategia después de "perder una y otra y otra vez" en la corte.
Entrada en vigor del peaje
En la medianoche del domingo inició el cobro del nuevo peaje para conductores que ingresan al centro de Manhattan, lo que significa que muchas personas pagarán nueve dólares para acceder a la parte más concurrida de la Gran Manzana durante las horas pico.
El peaje, conocido como tarifa por congestión, tiene como objetivo reducir los atascos de tráfico en la ciudad densamente poblada, al mismo tiempo que recauda dinero para ayudar a reparar su deteriorada infraestructura de transporte público.
Los conductores de la mayoría de los automóviles de pasajeros pagarán nueve dólares para entrar a Manhattan al sur de Central Park entre las 5:00 de la mañana y las 9:00 de la noche de lunes a viernes, y los fines de semana entre las 9:00 de la mañana y las 9:00 de la noche. Durante las horas nocturnas, el peaje será de 2.25 dólares para la mayoría de los vehículos.
Un plan todavía a prueba
Después de años de estudios, retrasos y un último intento de Nueva Jersey por detener el peaje, el programa se lanzó sin mayores contratiempos. Sin embargo, los funcionarios de tránsito advirtieron que el esquema, el primero en la nación, podría requerir ajustes y probablemente no recibiría su primera prueba real hasta la semana laboral.
"Este es un sistema de peaje que nunca se ha probado antes en términos de complejidad", dijo Lieber en la conferencia de prensa. "No esperamos que los neoyorquinos cambien su comportamiento de la noche a la mañana. Todos tendrán que adaptarse a esto", agregó.
La tarifa, que varía para motociclistas, conductores de camiones y viajes por aplicaciones, será cobrada por sistemas electrónicos en más de 100 sitios de detección ahora dispersos por la mitad inferior de Manhattan.
- Esto se suma a los peajes que los conductores ya pagan por cruzar varios puentes y túneles para llegar a la ciudad en primer lugar, aunque habrá un crédito de hasta 3 dólares para aquellos que ya hayan pagado para entrar a Manhattan a través de ciertos túneles durante las horas pico.
Otras grandes ciudades del mundo, incluidas Londres y Estocolmo, tienen esquemas similares, pero este es el primero en Estados Unidos. Los proponentes de la idea señalan que los programas fueron en gran medida impopulares cuando se implementaron por primera vez, ganando aprobación a medida que el público sentía beneficios como mayores velocidades de autobús y menos tráfico.
Dudas en la ejecución
En la ciudad de Nueva York, incluso algunos usuarios del transporte expresaron escepticismo sobre un plan destinado a recaudar fondos para el sistema de metro.
"Con mi experiencia de la MTA y dónde han asignado sus fondos en el pasado, han hecho un trabajo bastante malo con eso", dijo Christakis Charalambides, un supervisor en la industria de la moda, mientras esperaba un metro el domingo por la mañana en el bajo Manhattan. "No sé si realmente lo creeré hasta que realmente vea algo".
Se suponía que el peaje entraría en vigor el año pasado con un cargo de 15 dólares, pero la gobernadora demócrata Kathy Hochul pausó abruptamente el programa antes de las elecciones de 2024, cuando las campañas electorales en áreas suburbanas, el epicentro de la oposición al programa, se consideraban vitales para el esfuerzo de su partido por retomar el control del Congreso.
Poco después de las elecciones, Hochul reinició el plan con el peaje más bajo de nueve dólares. Niega que la razón fue por política e insiste que pensaba que el cargo original de 15 dólares era demasiado, aunque había sido una firme defensora del programa antes de detenerlo.
Reacciones tras la entrada en vigor
El domingo por la mañana, horas después de que el peaje entrara en vigor, el tráfico se movía rápidamente a lo largo del borde norte de la zona de congestión en la calle 60 y la Segunda Avenida. Muchos conductores parecían no estar al tanto de que las cámaras recién activadas, ubicadas en el brazo de un pórtico de acero sobre la calle, pronto enviarían un nuevo cargo a sus pases E-Z.
"¿Estás bromeando?" dijo Chris Smith, un agente inmobiliario de Somerville, Nueva Jersey, mientras conducía debajo de las cámaras. "¿De quién fue esta idea? ¿Kathy Hochul? Deberían arrestarla por ignorante".
Algunos residentes locales y usuarios del transporte, mientras tanto, dijeron que tenían la esperanza de que el programa disminuyera los embotellamientos y los frecuentes bocinazos en sus vecindarios, al tiempo que ayudaría a modernizar el sistema de metro.
"Creo que la idea sería buena para tratar de minimizar la cantidad de tráfico y promover que la gente use el transporte público", dijo Phil Bauer, un cirujano que vive en el centro de Manhattan, describiendo el constante ruido del tráfico en su vecindario como "bastante brutal".
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