Por: Carlos Mejía Blanco.
He visto en cada rostro una mascara que llora, una tristeza que es como el relámpago, que fluyen cuando muere la fe, sucede cuando al pisar nos percatamos que no hemos dejado huella.
Los seres humanos bebemos del dolor, ¡para eso no hay remedio!, cuando estamos enfermos de pesar, nos cansaremos de caminar por el gozo y el placer asi no sanaremos , ¿Quién puedes curarnos del miedo? o Liberarnos del yugo cuando el hacha se desplaza sobre nuestro cuello. ¿Qué seria de nuestras vidas? Si solo viviéramos de las lisonjas, cuando creimos ser amados, en la simple ilusión de haber viajado , navegado en los mares de la muchedumbre, es tormentas la plenitud del distraído, del asolado por los males colectivos, es espantoso quien ha sido arrastrado