Hoy, 12 de noviembre, se cumplen 23 años de la caída del vuelo 587 de American Airlines, que dejó un saldo de 265 víctimas, convirtiéndose en una de las mayores tragedias aéreas en la historia de la aviación.
Este vuelo, que partió del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy con destino a Santo Domingo, República Dominicana, se desplomó poco después del despegue sobre el vecindario de Belle Harbor, en Queens. El desastre conmocionó a la comunidad dominicana en Nueva York y en República Dominicana, ya que la mayoría de los pasajeros eran de origen dominicano.
Este fatídico vuelo se estrelló el 12 de noviembre de 2001, apenas dos meses después de los ataques del 11 de septiembre, y aunque inicialmente se temió que pudiera haber sido un acto terrorista, las investigaciones concluyeron que el accidente fue causado por un error humano en la manipulación de los controles del avión durante una turbulencia, lo que provocó la pérdida del estabilizador vertical y el control de la aeronave.
Homenaje a las víctimas
Cada año, familiares y amigos de las víctimas, así como miembros de la comunidad dominicana, se reúnen en un monumento conmemorativo en Belle Harbor, construido en honor a los fallecidos, para recordar a quienes perdieron la vida.
El impacto de este suceso ha dejado una marca profunda en la diáspora dominicana, que recuerda este día con solemnidad. El monumento en Belle Harbor es un recordatorio constante de esta tragedia y un lugar de consuelo para los familiares que siguen honrando la memoria de sus seres queridos.
El monumento
El monumento conmemorativo del vuelo 587 en Belle Harbor, Queens, es un espacio construido en honor a las 265 víctimas del trágico accidente aéreo de 2001. Situado cerca de la playa en el bulevar Rockaway Beach, el monumento fue diseñado por el arquitecto dominicano Freddy Rodríguez y se inauguró en 2006.
La estructura tiene forma circular y cuenta con una abertura en su centro que se alinea directamente hacia la ciudad de Santo Domingo, recordando la conexión especial entre los dos destinos unidos por el vuelo.
En la pared del monumento están grabados los nombres de todas las víctimas, y se puede leer la frase en español: “Después no quiero más que paz” y en inglés: “I want nothing but peace after that,” un mensaje de esperanza y descanso eterno.
Cada 12 de noviembre, el sitio se convierte en un espacio de reunión donde familiares, amigos y la comunidad rinden homenaje a sus seres queridos, ofreciendo flores, velas y oraciones.
Este monumento se ha convertido en un símbolo de la resiliencia y el recuerdo duradero, no solo para los familiares de las víctimas, sino también para la comunidad dominicana en Nueva York y en la República Dominicana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario