30 enero 2022

Amenazas, incertidumbre y presión: las razones por las que mujeres desisten denuncias en contra de agresores

 




La violencia de hombres en contra de la mujer sigue siendo un flagelo que actualmente sigue siendo común en la sociedad dominicana, con el caso del “Abusador de Baní” siendo uno de los ejemplos más claros.

Alexis Villalona fue captado por cámaras de seguridad durante la madrugada del primer día del año, agrediendo físicamente a Santa Arias tras un accidente automovilístico entre ambos en el referido municipio de la provincia Peravia.

El video de la golpiza fue filtrado a las redes sociales, donde se volvió viral rápidamente, provocando que la Policía Nacional del agresor y que Villalona emprendiera la huida.

Por dos semanas se mantuvo prófugo de las autoridades, mientras agentes lo buscaban e investigaban a la familia de Villalona. Finalmente fue arrestado, comenzando con el proceso de conocimiento de medida de coerción.

Sin embargo, horas antes de la que resultaría siendo la última audiencia, Santa decidió no continuar con su querella, a pesar de anteriormente haber declarado que llegaría hasta las “últimas consecuencias”.

¿Por qué lo hizo? De acuerdo con el abogado de Alexis, Jorge de los Santos, la víctima fue quien se acercó de manera “espontánea” y que lo hizo en búsqueda de tranquilidad.

Suele pasar

A pesar de que a varias personas les sorprendió esta decisión, el caso de Santa no es el primero ni el único, ya que por una multitud de razones mujeres de todo el país toman una decisión similar.

Así lo aseguró la doctora Soraya Lara Caba, presidenta del Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas (PACAM), quien destacó las adversidades que enfrentan las mujeres que denuncian agresiones en su contra.

Entre ellas están amenazas, explícitas o implícitas; presión dentro y fuera de su entorno; lo largo que es el proceso, en el que también pueden encontrarse que ponen en duda sus declaraciones o reenvían sus casos, lo que puede llevar a sentirse agotadas e incomprendidas.

Igualmente está la figura del agresor, quien en ocasiones es pareja de la víctima o el padre de sus hijos, lo que complica aún más la situación.

Consecuencias

No obstante, continuar con su querella tampoco absuelve a la víctima de seguir sufriendo, explicó Lara Caba a LISTÍN DIARIO, afirmando que el daño psicológico de estas mujeres es perpetuado por su entorno social y familiar, así como por el victimario.

Asimismo, puede experimentar depresión, estrés, ansiedad y trastorno de estrés postraumático como consecuencias de estas experiencias.

De manera similar enumeró otras formas en que podría verse afectada una mujer recipiente de agresión física:

“Si trabaja teme perder el trabajo porque tendrá que pedir muchos permisos para asistir al proceso judicial. Si lo pierde, y el caso se hace público, cree que será estigmatizada y que no podrá conseguir trabajo. Teme que la responsabilicen de la violencia de la cual fue víctima”, manifestó.

Pero en el peor de los casos, dijo Lara Caba, es que el agresor continúe con la violencia.

“Cada vez que un agresor se queda sin sanción se empodera, se cree con derecho a continuar con sus conductas violentas porque saldrá ileso”, subrayó la doctora.

Desigualdad

La presidenta del PACAM también resaltó otro aspecto a considerar: el de desigualdad, señalando que en muchos casos de agresión es el hombre quien se encuentra en “una posición de poder, mientras que la víctima es condicionada por el agresor a una posición de sumisión”.

“El agresor se encuentra en una posición de poder, además, muestra que está por encima de la víctima y que tiene mayor poder para controlar el entorno, no tan solo el social, sino el legal, incluso. Sabe cómo escabullirse de la justicia, muestra dominio en el convencimiento”, manifestó.

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