A pesar de que ayer se abrieron los dos portones de lado dominicano para ingresar a la pasarela que da acceso el mercado binacional de Dajabón, los haitianos nueva vez decidieron no abrir su frontera, en rechazo de las normativas puestas por las autoridades dominicanas para restablecer las actividades comerciales entre ambos países.
Una situación similar se registró en Elías Piña y Pedernales, donde el intercambio comercial entre los dos países fue nulo.
Eran las 8:15 de la mañana cuando miembros del Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront) abrieron y por segunda ocasión, es el mismo panorama del pasado miércoles cuando los haitianos no acudieron a comercializar sus mercancías del lado dominicano.
Mientras que los vendedores dominicanos estaban listos para vender sus productos, pero no encontraron a quien comercializar la mercancía.
Del lado haitiano se podía observar como un grupo de policías de ese país, azotaba con un cable eléctrico, de manera violenta a sus compatriotas que intentaban romper con su llamado, de no asistir al mercado a comprar mercancías.
Los comerciantes dominicanos que venden sus mercancías en el mercado binacional de Dajabón, mostraron su descontento con la carpa que obtendría los datos biométricos de los haitianos, tras su reapertura.
“Con esa forma de restricción que tienen (el gobierno de Luis Abinader), me parece que ellos no van a entrar así. Nosotros no estamos acostumbrados a ese tipo de mercado ni ellos tampoco”, explica Norma López, quien vende ajíes con su esposo y se trasladó desde Moca a las 3:00 de la madrugada con la esperanza de liquidar su mercancía, actividad que no pudo realizar.
Los comerciantes del lado dominicano dicen que no aguantan un solo día más, según expresó Marcelina Reyes, quien se trasladó desde Monte Cristi con la intención de poder vender su mercancía, pero el esfuerzo fue en vano.
Norma Sosa, otra de las vendedoras dice que el mercado “es un corral” y de allí solo saldría quien las autoridades ubicadas en los laterales de las puertas permitiera salir, por lo que ve innecesaria la medida de la recopilación de datos.
“Tenemos que ponernos en el zapato de ellos, mientras eso esté ahí ninguno va a entrar. Aquí estamos todos perdiendo tiempo, hasta las autoridades”, agregó Sosa.
Quejas
La Asociación de Frutas Caribeñas de Dajabón se quejaron porque no ha recibido ayudas de las autoridades, ante el deterioro de su mercancía como consecuencia del cierre del mercado fronterizo.
En un comunicado firmado por los dirigentes de la federación, establecen que los productores y vendedores han sufrido pérdidas “con un valor aproximado de 500,000 pesos”.
“Han ayudado a los almacenistas que están ahí, que tienen productos que pueden aguantar hasta seis meses. Nosotros que experimentamos pérdidas de una vez, no se nos ha ayudado”, explicó Raúl Estévez, miembro de la asociación.
En la nota escrita, detallan que solo durante la primera semana del cierre fronterizo, se malograron 300 quintales de lechosa, dos camiones de sandías, medio camión de piñas, medio camión de melón, una camioneta de naranjas dulces y otra de chinolas.
“Los haitianos son quienes compran la fruta instantánea y se la llevan, si no la compran ellos entonces, ¿a quiénes le vamos a vender la fruta?”, indicó Estévez, quien a la vez mencionó que se han acercado a las instituciones de lugar sin éxito alguno.
“Aquí se vende muy poca fruta de este lado, ellos son los que compran la fruta”, recalcó.
Tampoco en Pedernales
Las autoridades del poblado haitiano de Anse-á-pitre impidieron ayer que los comerciantes cruzaran a territorio dominicano en Pedernales para participar en el mercado bilateral.
A poca distancia del lado dominicano un grupo de haitianos que se veía que querían cruzar, pero la Policía haitiana lo impedía cruzar y mantenía cerrado el portón de acceso.
Aunque la puerta de acceso del lado dominicano con Anse-á-pitre ha permanecido abierta desde el lunes pasado para capturar datos biométricos a los haitianos, nadie acudió a registrarse.
Esta mañana según se observó solo un grupo de haitianos llegó a este lado fronterizo para regresar con sus bultos y niños a su país por esta parte fronterizo, mientras migración y soldados los requisaban.
Una mujer dijo en creole “qué tanto Joden, no es para nuestra casa que vamos”, cuando miembros del J-2 y soldados los colocaban al frente de las oficinas de migración a pocos metros de las instalaciones biométricas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario