ROMA.- Las 16.000 cabinas telefónicas que aún quedan en las calles de Italia serán retiradas progresivamente por el escaso uso que se les daba, aunque algunas resistirán: las instaladas en hospitales, cuarteles y cárceles, informó la Autoridad para la Garantía de las Comunicaciones (AGCOM).
El organismo considera que «ya no es necesario continuar garantizando la disponibilidad» de los terminales de telefonía en la vía pública para garantizar el derecho al acceso a las comunicaciones de la ciudadanía, según en informe que justifica la medida, de la que se hicieron hoy eco los medios de comunicación.
La decisión exime al gigante de las telecomunicaciones italiano TIM, el antiguo monopolista del país, de estar obligado a cumplir con los anteriores criterios de distribución de las cabinas telefónicas públicas y solo tendrá que mantener el servicio en los lugares de «importancia social» como centros sanitarios o refugios de alta montaña.
La AGCOM tomó la decisión de poner punto y final a este servicio, antaño indispensable, dado el uso prácticamente nulo que le da la población italiana: solo el 0,5 % de los italianos había utilizado una cabina telefónica en los 90 días previos a la realización de un estudio encargado por la autoridad.
Además, el informe reveló que el 12 % de los ciudadanos no habían utilizado jamás un teléfono público y que el 80 % de la población ya no considera necesario que se mantenga este tipo de servicios debido, entre otros motivos, a que el 99,97 % de los italianos viven en zonas con cobertura telefónica.
En su decisión, la autoridad justificó el cierre del servicio recordando que países europeos como Alemania, Francia, Bélgica, Reino Unido o República Checa ya no obligan a los operadores de telecomunicaciones a garantizar la presencia de cabinas telefónicas públicas.
En el 2021 cada cabina se utilizó, de media, 118 veces a lo largo del año, un 57 % menos que en el 2019.
De las 16.073 cabinas que todavía quedan en las calles, solo se conservarán las 1.801 que se encuentran en hospitales, centros cárceles, cuarteles y refugios de montaña sin cobertura móvil.
Ya en el 2010 la AGCOM constató el cambio de hábitos de consumo de las telecomunicaciones y estableció una primera revisión de los criterios de distribución de las cabinas telefónicas en el país, aunque la retirada definitiva ha tardado más de una década en llegar.
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