A pesar de que las aulas móviles servirían como medida provisional para albergar la Escuela Adelaida Pérez Vega, ubicada en San Francisco de Macorís, los estudiantes de este “recinto” han permanecido allí por más de una década de pura vulnerabilidad.
Y es que estas dos aulas móviles con poco espacio, y que además son divididas en seis módulos para dar cabida a una población estudiantil de 108 niños matriculados que conviven amontonados, es el lugar donde han recibido docencia durante 12 años mientras esperan la construcción de su plantel.
El Ministerio de Educación (MINERD) informó el pasado jueves que con la construcción de 971 aulas móviles, a parte de las 400 que fueron licitadas en abril de este año, se brindaría solución a la demanda de aulas en provincias donde se registra falta de cupo, para garantizar que ningún niño se quede fuera.
Las dificultades
“La escuela no tiene terreno, se han presentado propuestas de solares, pero el Ministerio de Educación no ha querido comprar ninguno”, sostiene Robert Frías, presidente de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) en este municipio, quien a la vez menciona que existen varios planteles que a pesar de tener ya varios años en construcción aún no son culminados.
Moradores indican que además, cuentan con el cuarto de dirección educativa, módulo donde también convergen la cocina y el almacén. Allí, está el área administrativa, por razones de espacio. “Si entran dos personas tienen que salir tres”, dicen.
Frías menciona que las escuelas de la zona, por donde está ubicado este “recinto educativo” en el sector Las Caobas, que son la Escuela Porfirio Jerez Veras y la Escuela Básica Cristo rey, están sobrepobladas, incluyendo la Escuela Adelaida Pérez.
Precariedades
Tras un recorrido por estas instalaciones donde son evidenciables las precariedades bajo las que por “voluntad y ganas de aprender” los infantes toman docencia, un equipo de Listín Diario observó que el departamento de orientación y psicología se constituye por una cortina colgada de un instrumento, donde allí el niño es atendido por el especialista de la conducta.
Los comunitarios informaron que cuando le tienen que dar reforzamiento a un niño, son sacados a la parte trasera a través de un estrecho corredor, para llegar a un espacio de dos mesas que están acompañadas de ajuares amontonados en el espacio de un lavadero improvisado.
Asimismo, mencionan que los estudiantes comen aglutinados en las mismas aulas, ya que además de que no cuentan con comedor, no tienen suficiente espacio para recreación.
Los infantes han tenido que ser despachados en varias ocasiones por falta de agua, debido a que no cuentan con sistema de agua, a pesar de brindar jornada educativa extendida.
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