Este viernes, el legendario boxeador Mike Tyson regresará al ring enfrentándose al youtuber Jake Paul en un combate profesional que ha generado altas expectativas y serias preocupaciones.
A sus 58 años, “Iron Mike” busca desafiar las leyes del tiempo, aunque los expertos advierten que el riesgo neurológico es un aspecto preocupante de este retorno.
Tyson se convirtió en un fenómeno del boxeo en 1985, cuando debutó profesionalmente con una victoria fulminante sobre Héctor Mercedes en menos de dos minutos. Desde entonces, su carrera ha estado marcada por triunfos, polémicas y una fuerza arrolladora que le permitió ser una de las figuras más temidas en el deporte.
Ahora, tras 19 años de haber colgado los guantes en el ámbito profesional y cuatro desde su última pelea de exhibición, Mike Tyson vuelve a la acción en una pelea pactada para ocho asaltos de dos minutos, utilizando guantes de 14 onzas.
Su oponente, Jake Paul, de 27 años, es parte de una nueva generación de peleadores que combina entretenimiento con boxeo, atrayendo a audiencias jóvenes. Sin embargo, el foco del combate no solo está en la popularidad de los participantes, sino en el estado de salud de Tyson y los riesgos que implica el boxeo para una persona de su edad.
Preocupaciones neurológicas: expertos opinan sobre la pelea de Mike Tyson y Jake Paul
El Dr. Nitin K. Sethi, profesor de Neurología en el Weill Cornell Medical College, señala que el regreso de Mike Tyson al ring es preocupante desde el punto de vista médico, especialmente debido a los riesgos neurológicos asociados. El boxeo es un deporte en el que los golpes constantes en la cabeza incrementan el peligro de desarrollar problemas neurológicos crónicos, como la encefalopatía traumática crónica (CTE) y síntomas de Parkinson.
Mike Tyson, al igual que otros boxeadores de más de 40 años, entra en la categoría de “alto riesgo” debido a su edad y los años de actividad en el boxeo, condiciones que pueden volverlo más susceptible a lesiones cerebrales graves. Según Sethi, la combinación de edad y el historial de golpes en la cabeza es especialmente riesgosa, ya que “un cerebro mayor maneja una conmoción de manera menos eficiente que uno más joven”. Además, subraya que los golpes repetidos a lo largo de la vida deportiva de un boxeador pueden tener efectos a largo plazo que aparecen después del retiro, cuando la atención pública disminuye y las consecuencias para la salud empiezan a manifestarse.
Regulaciones y controles médicos para boxeadores veteranos
El Departamento de Licencias y Regulación de Texas (TDLR), que autorizó la pelea, ha implementado varias medidas para garantizar que boxeadores mayores de 36 años, como Tyson, estén en condiciones de pelear.
Entre ellas, exigen que los combatientes presenten resultados recientes de electroencefalogramas y electrocardiogramas para descartar problemas neurológicos y cardíacos. En el caso de Mike Tyson, dichas pruebas fueron aprobadas con algunas restricciones, incluyendo el uso de guantes más pesados y rondas de menor duración para reducir el impacto físico.
Un llamado a la prevención de lesiones a largo plazo
Aunque las comisiones deportivas implementan regulaciones, el Dr. Sethi considera que aún falta mucho por hacer para proteger a los boxeadores. Insiste en que los cambios necesarios deberían venir no solo de las autoridades, sino también de los propios boxeadores y sus familias, quienes deben abogar por una mayor seguridad en el deporte. El especialista sugiere que es vital inculcar una cultura en la que los boxeadores reconozcan cuando es momento de retirarse o de dar un paso atrás por su salud.
El veterano Mike Tyson es consciente de los riesgos del boxeo, pero su regreso muestra la compleja relación entre el deportista y el ring. A pesar de las advertencias, su nombre y trayectoria siguen despertando la admiración de los aficionados. Sin embargo, el impacto neurológico que podría experimentar en esta última etapa podría eclipsar los logros alcanzados a lo largo de su carrera.
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