22 mayo 2018

Jugadores que mejoran al paso de los meses

Resultado de imagen para Corey Kluber
A estas alturas del año pasado, Corey Kluber tenía 5.06 de efectividad y estaba batallando con problemas en la espalda. Pero luego se mostró imbatible por cuatro meses y terminó ganando su segundo Premio Cy Young de la Liga Americana.
A estas alturas del año pasado, Byron Buxton tenía un decepcionante OPS de .541 y le llovían críticas
sugiriendo que lo iban a volver a bajar a Triple-A. Pero terminó teniendo una de las mejores segundas mitades en las Grandes Ligas y hasta recibiendo votos para el premio al Jugador Más Valioso.

El punto es que van a pasar muchas cosas de ahora al final de la temporada, y es peligroso presumir que todos los comienzos lentos son iguales. Entonces, aquí les dejamos algunos casos -pueden llamarlos los siete de la mala suerte- que podrían terminar dándole un giro a sus respectivas campañas.
Byron Buxton, Mellizos. .164/.200/.209 en 20 juegos. Bueno, aquí volvemos con Buxton y su falta de suerte en la primera mitad. Pero la muestra de malos resultados en esta ocasión es muy pequeña, porque problemas de migrañas y una fractura en el dedo gordo del pie izquierdo lo llevaron a perder casi un mes de acción.
En los pocos turnos que ha podido agotar este año, Buxton ha sido culpable de expandir la zona de strike, pero su tasa de ponches (29.9%) no está muy lejos de lo que vimos en su sensacional cierre del 2017 (27.6%). Pero Buxton, uno de los jugadores más rápidos de las Mayores, está bateando .227 en bolas puestas en juego, tras dejar .339 el año pasado, por lo que deberíamos esperar un repunte. En resumen: es muy pronto para decir que los ajustes que hizo Buxton el año pasado dejaron de funcionar.
Marcell Ozuna, Cardenales. 234/.275/.316 en 41 juegos. Según Statcastô, la velocidad de salida promedio de los batazos de Ozuna ha pasado de 90.7 en el 2017 a 92.9 (ubicándose 21ero entre aquellos con 50 pelotas bateadas). Su tasa de conexiones duras ha subido de 45.2 a 50.8. Ozuna ha tenido algo de mala suerte y es de esperar que empiece a mejorar más temprano que tarde.
Jon Gray, Rockies. EFE de 5.34, 1.401 de WHIP en 10 aperturas. Si se le juzga por la efectividad, Gray ha retrocedido en el 2018 después de una sólida campaña pasada, pero otros números independientes de la defensa sugieren que podría mejorar y de hecho venía lanzando bien antes de que los Cerveceros y los Gigantes lo apaleasen en sus dos presentaciones más recientes. Es normal esperar que el promedio de .373 en contra en bolas puestas en juego se normalice y empiece a mejorar.
Paul Goldschmidt, D-backs. .205/.323/.367 en 46 juegos. De acuerdo con Statcastô, tiene de 17-1 (.059) en bolas puestas en juego ante pitcheos de 95 mph o más, tras irse de 96-27 (.281) en ese sentido el año pasado. La pregunta que uno tiene que hacerse es si la velocidad del swing de Goldschmidt desapareció para siempre ahora que tiene 30 años o si simplemente anda en un bache. En lo personal, me apunto con lo segundo.
Kenley Jansen, Dodgers. 3.20 EFE, 1.12 WHIP, dos salvados desperdiciados en 19 juegos. Más allá del bajón de velocidad que bien se podría atribuir a todo el trabajo que tuvo en octubre, Jansen también ha tenido problemas con su control en la primera parte de la campaña. Pero en mayo, ha mejorado tanto su velocidad como el movimiento de su recta cortada, su pitcheo de fábrica. Además, Statcastô nos dice que se le está haciendo muy poco contacto fuerte (21.6%).
Jason Kipnis, Indios. .176/.266/.257 en 44 juegos. Es difícil asegurar con los ojos cerrados que Kipnis vaya a repuntar, por un par de cosas. Primero, sus problemas empezaron en el 2017. Y segundo, porque al haber sido bajado del segundo puesto a la parte baja de la alineación podría empezar a jugar menos contra abridores zurdos.

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