Ella es un regalo de Dios para todos los neoyorquinos”, dijo la gobernadora La gobernadora del estado de Nueva York, Kathy Hochul, reconoció ayer jueves a la conductora dominicana de autobuses de la Autoridad Metropolitana de Tránsito (MTA), Rosa Almonte, quien el miércoles, desafiando la poderosa tormenta, atravesó una fuerte riada que inundaba amplios sectores de ese condado para transportar a los pasajeros y llevarlos sanos y salvos a sus destinos a través de la calle Queens Boulevard que se convirtió en un río.
La gobernadora dijo en un acto en la estación de la MTA en Queens que “ella es un regalo de Dios para todos los neoyorquinos”, calificando de heroína a Almonte por la arriesgada hazaña.
Almonte tiene 46 años de edad, tres hijos y lleva ocho años manejando guaguas de la MTA en la ciudad. Su unidad es la Q58, código que identifica la ruta que recorre en Queens. Llenándose de agua el autobús, la dominicana siguió conduciendo, pero dijo en el evento que estaba temerosa, preocupada, temblorosa y muy nerviosa. Relató que manejaba cuidadosamente para preservar la tranquilidad y la integridad física de los viajeros y que todo comenzó cuando detuvo el autobús a la espera del cambio de una luz roja del semáforo, donde se dio cuenta de que la ciudad se estaba inundando.
Narró que cuando ya estaba en el medio pensó que era demasiado tarde para devolverse y tuvo que tomar la decisión.
Se preguntó si atravesaba la riada que ya estaba anegando la guagua o se quedaba parada donde estaba.
Explicó que cuando abría las puertas electrónicas del autobús, el agua que salía era como un río y que todos los pasajeros se le expresaron muy agradecidos por llevarlos a sus respectivas paradas.
Condujo el autobús por un tramo de la vía Queens Boulevard donde el agua alcanzó más de tres pies cuando ella detuvo el Q58 a la espera de la luz verde del semáforo en rojo.
Todos los pasajeros la aplaudían prolongadamente y Almonte refirió que no sabía que alguien estaba grabando el video porque solo estaba concentrada en cómo seguir sorteando el río de agua que estaba dentro del autobús.
Almonte señaló que se concentró únicamente en garantizar que los pasajeros estuvieran fuera de peligro, y no se dio cuenta de que ellos intentado evadir que el agua los tocara dentro de la guagua.
“Lo único en ese momento es llevar a sus pasajeros a un lugar seguro. Ni siquiera veo el agua en mi autobús, ni que la gente estaba sobre el asiento”, añadió Almonte.
Dijo que solo estaba haciendo su trabajo como lo haría cualquier otro conductor de autobús.
“Todos los días tratamos de hacer lo mejor que podemos con el trabajo que hacemos”, expresó. “Todo el mundo es un héroe aquí. Todos mis compañeros de trabajo son héroes porque hacemos esto todos los días para la comunidad. Estamos felices de servir”.
Precisó que ella no estaba haciendo su trabajo esperando que alguien la recompensara. “Es parte de mi trabajo”.
Indicó que si tuviera
que volver a hacer algo riesgoso para satisfacer a sus pasajeros, lo haría de nuevo.
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