El presidente Luis Abinader rindió guardia de honor La familia Mejía-Gómez despidió este miércoles a Rosa Gómez de Mejía, exprimera dama de la República y esposa del expresidente Hipólito Mejía. La dama falleció el pasado lunes de un infarto luego de salir de una actividad en el Museo Infantil Trampolín, en la Ciudad Colonial.
El último adiós a doña Rosa, como era conocida, se realizó en el cementerio Jardín Memorial con una misa de cuerpo presente y posteriormente una ceremonia privada.
Hipólito Mejía estuvo acompañado de sus hijos Ramón Hipólito, Lissa, Carolina y Felipe Mejía, al igual que de sus nietos, demás familiares y diversas personalidades de la vida política del país, dentro de los que destacan el presidente de la República, Luis Abinader; la primera dama, Raquel Arbaje; la vicepresidenta, Raquel Peña, y el ministro Administrativo de la Presidencia, José Ignacio Paliza.
Antes del inicio de la misa, el presidente Luis Abinader, acompañado de Raquel Arbaje, José Ignacio Paliza y Raquel Peña, rindieron una guardia de honor por dos minutos ante el féretro de Rosa Gómez.
La eucaristía fue oficiada por monseñor José Dolores Grullón Estrella, por el arzobispo de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria, y el obispo de Higüey, Jesús Castro Marte.
El obispo tomó unos minutos para describir la vida y obra de Rosa Gómez, a quien definió como la mejor madre para sus hijos y quien siempre estuvo llena de sabiduría e inteligencia en cada momento de su vida. Panegírico
Los hijos de Hipólito, Mejía, Lissa y Ramón Hipólito, fueron los encargados de pronunciar el panegírico en honor a su progenitora.
Con la voz entrecortada y visiblemente afectada por la pérdida de su madre, Lissa Mejía enfocó sus palabras a los momentos vividos con doña Rosa y destacó que aun no sabe cómo la familia podrá afrontar la ausencia de ésta.
“Pensar que ya no hablaremos y que ya no me visitarás más en la oficina, que no estarás en tu casa y que no te volveremos a ver ni sentir tus caricias amorosas”, fue parte del mensaje dedicado a su madre por Lissa.
“Tal vez el padre te necesitaba ahí arriba, te fuiste muy rápido, pero sin sufrir y nos queda el ejemplo de una mujer que siempre luchó por la unidad familiar y prometo, junto a mis hermanos, seguir tu legado”, expresó Lissa Mejía.
La hija del expresidente indicó que la admiración de doña Rosa por Hipólito Mejía era infinita y a quien amó con todo su corazón. Me quedo con el amor que siempre nos diste a tus hijos y tus nietos, espero en Dios nos dé la fortaleza necesaria para poder vivir sin ti. Te amo mami”, culminó sus palabras.
Al igual que Lissa, Ramón Hipólito dedicó unas palabras a su madre, en las cuales destacó su agradecimiento a todas las personas que fueron al camposanto y que acompañaron a la familia a despedir a doña Rosa.
“Nunca imaginé, aunque sí supe y sabía que la que siempre conseguía una votación unánime en mi casa y en el barrio era mi madre, pero jamás me imagine la alta popularidad y como la gente se volcó para venir, eso produjo muchos contratiempos, pero muchas gracias por su paciencia”, destacó éste.
Durante sus palabras, el hijo de la exprimera dama reveló que días antes su madre había ido al cementerio Jardín Memorial, acompañada de uno de sus hermanos, y expresó que le gustaría ser enterrada debajo de uno de los árboles de los que hay en ese cementerio.
Ramón Hipólito indicó que una vez llegó al lugar se dio cuenta porqué su madre había hecho eso y estimó que fue porque uno de los árboles se parecía a uno que había cerca de su casa donde creció en Gurabo-Jacagua, Santiago.
¿Quién era el favorito de doña Rosa?
“Algunos decían que Lissa era su preferida, pero otros que era Carolina, muchos decían que Felipe se le parecía mucho y le decían que era el Pititi Gómez y otros que era William que llegó de último y, claro, yo siempre quise creer que era yo”, relató Ramón Hipólito.
En el sepelio de doña Rosa se destacó el gran amor que esta le profesaba a Hipólito Mejía, a quien describieron como su gran y único amor.
“Mi mamá tuvo dos grandes amores ese hombre (Hipólito Mejía) y su familia”, reseñó el hijo de doña Rosa e Hipólito.
Las palabras finales del hijo mayor de doña Rosa giraron en tono a la fe de ésta y el trabajo que realizaba. “Finalmente, papá no te dejaremos solo, pero conociendo tu estirpe, tú tampoco nos dejaras solos a nosotros. Gracias y amén”, dijo.
Tras finalizar el panegírico, se presentó un audiovisual con imágenes de la vida de doña Rosa en compañía de sus familiares y amigos.
Al camposanto acudieron empresarios, diputados, senadores, funcionarios y diversas personalidades.
En las sillas fueron colocadas flores rosadas y blancas y había fotos a blanco y negro de la fenecida dama.
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