532 años transcurren desde que Cristóbal Colón llegó a la isla que hoy comparten Haití y República Dominica, hecho ocurrido un miércoles cinco de diciembre del año 1492.
Pero, ¿Cómo se llama la isla ocupada por RD y Haití?. La realidad es que no existe un nombre convencional comúnmente establecido por los dos ocupantes del territorio de 76 mil 261 kilómetros cuadrados, de los cuales, la mayor proporción es para RD, en la parte oriental, con 48 mil 442 kilómetros cuadrados y Haití, parte occidental, con 27 mil 819 kilómetros cuadrados.
Constitucionalmente, ambos pueblos tienen denominaciones diferente para el territorio: los de Puerto Príncipe le llama “Isla de Haití” y los dominicanos “Isla de Santo Domingo”.
En la Constitución dominicana se establece en el Artículo 9 que: “El territorio de la República Dominicana es inalienable. Está conformado por: 1) La parte oriental de la isla de Santo Domingo, sus islas adyacentes y el conjunto de elementos naturales de su geomorfología marina”. Mientras que en el Artículo 8, inciso a, de la Constitución de Haití se establece que: “El territorio de la República de Haití comprende: a. La parte occidental de la isla de Haití, así como las islas adyacentes de la Gonaive, la Tortuga, la Isla de Vacas, las Cayemites, la Navasa, la Gran Cayo y las otras islas del mar territorial”.
El presidente de la Academia Dominicana de la Historia, Juan Daniel Balcácer, plantea que debido a que existe dos Estados en una misma isla, la situación sobre el nombre será una decisión que tendrá que ser abordada de manera conjunta por los gobiernos de Haití y República Dominicana, toda vez que es a ambos Estados a los que corresponde decidir sobre el nombre común que debe ostentar el territorio insular que comparten haitianos y dominicanos.
Las diferencias socio-culturales conllevan, además, a otra situación, y es que República Dominicana es el único país en el mundo que no marca el oeste como punto cardinal, y Haití hace lo propio con el este.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA ISLA DESCUBIERTA POR COLÓN
El historidor Balcácer escribió un ensayo sobre ¿Cuál es el nombre de la isla?. A continuación reproducimos la parte relativa a la evolución del nombre, primitivo y europeo, citando a varios historiadores y escritores.
Balcácer hace referencia a que Cristóbal Colón, en su Diario de Navegación, al referirse al nombre que los taínos daban a la isla, reiteradas veces consignó que éstos la llamaban Bohío.
En efecto, el miércoles 5 de diciembre de 1492, tras su arribo a nuestra demarcación isleña, Colón reveló que mientras se hallaba en Cuba, los aborígenes le hablaron de la existencia de una isla abundante en oro, que llamaban el Baneque o el Babeque.
Decidió, por tanto, continuar la expedición en busca de dicha isla, pero en cambio llegó a la que él denominó Española, maravillado por su belleza natural que, a su entender, semejaba algunas regiones de España.
Varios días después, el 9 de diciembre de 1492, el Almirante resolvió bautizar la isla Bohío con el nombre de Española.
Fray Ramón Pané, sacerdote Jerónimo que vino al Nuevo Mundo en el segundo viaje de Colón, y quien fue el primero en aprender el idioma de los indios macorixes de la Española, en su relación acerca de las antigüedades de los indios dice que “la isla llamada Española, que antes llevaba el nombre de Haití y así la llaman los habitantes de ella; anteriormente, ésta y las otras islas se llamaban Bouhí”.
Emiliano Tejera, en su libro Indigenismos, nos dice que el vocablo tenía varias formas de escritura: Bohío, Buhío o Boío.
Bartolomé de Las Casas nos dice en su Historia de las Indias que: “Yendo pues así, mirando las tierras, puso los ojos al Sueste, y vido tierra muy grande y ésta es la grande y felicísima isla Española, de la cual tenían nuevas muy frecuentes de los indios, que como cosa muy fastuosa se la nombraban, llamándola Bohío, no supe por qué tal nombre le pusiesen, siendo toda una lengua de los de Cuba y de la Española, pues no se llamaba sino Haytí, la última sílaba aguda… Así que, miércoles, a 5 días de diciembre, descubrió el Almirante la isla de Haytí, a la cual puso después, como luego aparecerá, la Española”.
El vocablo Quisqueya
Acaso el cronista que mayor controversia ha creado en relación con los nombres de la isla fue Pedro Mártir de Anglería. De este autor puede decirse que fue el primero, hacia el 1556, en publicar una historia sobre el descubrimiento de América. Si bien es cierto que nunca estuvo en América, también es verdad que abrevó en valiosas fuentes primarias, entre éstas el propio Cristóbal Colón. En su Décadas del Nuevo Mundo Anglería escribió: “Los nombre que los primitivos habitantes pusieron a la Española primero Quizqueia y luego Haití. Tales denominaciones no fueron hijas del capricho, sino de la significación que según ellos tenían…”
Anglería es, pues, el primer cronista de Indias en mencionar el vocablo Quisqueya como nombre aborigen de la isla. También consignó que los indios denominaban la isla Cipango. A este autor es al que debemos la invención del vocablo Hispaniola que, según algunos entendidos en cuestiones lingüísticas, se trató de una equivocada traducción de Española, una “caprichosa latinización del legítimo nombre de la Española, que fue el que realmente ostentó la isla a raíz de su colonización por los europeos”, según Leónidas García Lluberes.
José Gabriel García sostiene en su Compendio de la Historia de Santo Domingo que “El nombre principal que le daban los aborígenes a la isla en que habitamos era Haití, que entre ellos significaba tierra alta; pero a más de este nombre tenía en la parte oriental el de Quisqueya, que equivalía a madre de la tierra; y en la occidental el de Babeque o Bohío, cuya traducción era tierra de oro”. En cuanto a Babeque, sabemos por Cristóbal Colón que ese nombre no correspondía a la isla de Bohío o Haití.
Entre los historiadores dominicanos, sin embargo, no existe consenso respecto del vocablo Quisqueya. Hay quienes se inclinan -como Jorge Tena Reyes- por la tesis de que el nombre primitivo de la isla era solo uno: Haití. Otros, empero, prefieren adherirse a la tesis de que a la llegada de los europeos, la isla tenía varios nombres y que Quisqueya era uno de ellos.
César Nicolás Penson, en Cosas Añejas, escribió que Quisqueya no era voz indígena, pero reconocía ser de los primeros autores en usarlo como distintivo de lo dominicano. Posteriormente, el canónigo Apolinar Tejera escribió un enjundioso artículo titulado “¿Quid Quisqueya?” en el cual tildó de apócrifo el referido vocablo demostrando que el mismo no existió en la terminología taína y que fue una invención del cronista Pedro Mártir de Anglería.
Al parecer, no existe documento fidedigno -a no ser la versión ofrecida por Anglería- que evidencie a Quisqueya como nombre autóctono de la isla, aunque Anglería consignó que en tiempos del descubrimiento dicho vocablo ya estaba en desuso.
Las Relaciones de la época parecen indicar que los taínos habían bautizado diversas regiones de la isla con los nombres antes señalados. En el Manual de Historia Dominicana, Frank Moya Pons prefirió eludir la confusa tradición de emplear varios vocablos indígenas y llama Haití a la isla poblada por los taínos. Roberto Cassá, en su Historia Económica y Social de la República Dominicana, también emplea la voz Haití para referirse a la isla; Franklin Franco, por su parte, en su Historia del Pueblo Dominicano, consigna los nombres de Haití o Babeque. Respecto a este último nombre puede afirmarse que los taínos denominaban otra isla, diferente de la nuestra.
Española o Santo Domingo
Balcácer continúa exponiendo que hacia 1498 (no hay seguridad en torno del día ni del año) Bartolomé Colón -hermano del Almirante-, fundó una ciudad, sobre la margen oriental del río Ozama, que llamó Santo Domingo.
La ciudad de Santo Domingo no tardó en convertirse en el principal puerto de la isla Española y cuando en 1502 fue destruida por un huracán, el gobernador de la colonia, que lo era Frey Nicolás de Ovando, dispuso su traslado a la margen Occidental del río Ozama, que es donde actualmente se encuentra.
Antonio del Monte y Tejada y José Gabriel García en sus respectivas obras consignaron que el 6 de diciembre de 1508, mediante Real Cédula, el rey de España extendió a toda la isla el nombre de Santo Domingo. Sin embargo, se desconoce esa Real Cédula y se cree que el nombre de Santo Domingo fue aplicado a la isla por uso general, tal vez por parecerles más simpático y cómodo a europeos y criollos.
¿A qué se debió la adopción del nombre de Santo Domingo para la isla entera? Entre varias razones al hecho de que la isla Española se convirtió en el más importante y lucrativo centro de actividades comerciales del Nuevo Mundo.
Tal circunstancia determinó que el nombre de la ciudad principal y asiento del gobierno colonial primara sobre el de Española.
Varias de las instituciones de importancia que fueron establecidas en la ciudad Primada de América, pero que tuvieron jurisdicción más allá de los límites isleños, ostentaron el nombre de Santo Domingo, tales como la Real Audiencia de Santo Domingo y el Arzobispado de Santo Domingo.
El nombre de Isla Española prevaleció durante los primeros tres decenios del siglo XVI; pero ya en 1550 a todo el territorio insular se le aplicaba el nombre de Santo Domingo o se combinaba con el de Española de esta manera: isla Española de Santo Domingo, tal y como se evidencia en un libro que data de 1730, escrito por el padre jesuita Pedro Javier Francois de Charlevoix titulado Historia de la isla Española o de Santo Domingo; y en otro del publicista francés Moreau de Saint Mery, publicado hacia 1796, que se intitula Descripción topográfica y política de la parte española de la Isla de Santo Domingo.
LA HISPANIOLA
Balcácer explica que debido a esa circunstancia en que dos Estados que comparten la misma isla, la identifican con nombres diferentes, fue que durante la primera Ocupación Militar Norteamericana de nuestro país, los generales norteamericanos J.H. Pendleton (Jefe interino del Gobierno Militar) y W.W Russell, Ministro de Estados Unidos en la República Dominicana, recomendaron a la Sociedad de Geografía de Estados Unidos aplicar a nuestra isla el nombre de Hispaniola.
Cuando esa sugerencia se hizo, mediante una circular del 8 de junio de 1918, la intelectualidad dominicana de inmediato elevó su protesta y rechazó tal proposición en virtud de que Hispaniola nunca había sido nombre oficial de la isla y porque, además, aún prevalecía el nombre original de Santo Domingo, consignado en nuestra Carta Sustantiva desde 1844 a la fecha.
Sin embargo, no pocos académicos norteamericanos todavía utilizan el vocablo Hispaniola para referirse a nuestra isla y debe quedar claramente establecido que el territorio ocupado por Haití y República Dominicana sólo tiene un nombre: Santo Domingo.
En cierta ocasión alguien sugirió el nombre de la isla Colombina. Sin embargo, algún día llegará en que habrá que enfrentar la cuestión de Hispaniola, nombre que en el pasado siglo, como se indicó, fue impuesto por la Sociedad de Geografía de Estados Unidos.
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