- La ministra de Interior y Policía Faride Raful reveló este lunes, que en el nuevo Código Penal que entra en vigencia el próximo año, se estableció un registro de condenados o abusadores sexuales, algo que no existe en el país actualmente.
«Este registro estará en manos del Ministerio Público que hará el trabajo de actualizarlo y llevarlo, además de ubicar esos agresores sexuales para poder darle la vigilancia permanente que amerita», indicó Raful. En su acostumbrado informe de la Fuerza de Tarea, dijo que más adelante se estarán ofreciendo otros detalles sobre esta iniciativa que permitirá garantizar que algunos condenados por casos de agresiones sexuales contra menores o mujeres, no vuelvan a reincidir.
El registro de agresores sexuales está vigente en algunos países como Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia entre otros, funciona para establecer máxima vigilancia a esos acusados de este tipo de delitos, que ya han cumplido una pena en la cárcel y han sido liberados.
Permite que los ciudadanos conozcan los nombres y ubicaciones de estos agresores para evitar cercanía o contacto con niños o personas vulnerables.
En la República Dominicana, el abuso sexual constituye el segundo tipo más frecuente de violencia contra las niñas/niños y adolescentes, luego del castigo físico y psicológico. El Instituto de Sexualidad Humana de la Universidad Autónoma de Santo Domingo reportó en el 2013, cifras preocupantes de hombres y mujeres con historial de abuso sexual infantil, de las 25,000 mujeres atendidas durante ese año, el 30% fueron víctimas de abuso sexual durante su infancia y el 10% de los hombres.
En el 2014, según el Ministerio de Salud Pública se reportaron 2,951 casos de abuso sexual, de los cuales 559 fueron considerados incesto; las adolescentes son las principales víctimas de violación sexual atendidas en los centros de salud y una parte importante de los embarazos en adolescencia son producto de una situación de violación y seducción por adultos.
A pesar de los casos reportados, se estima que la mayoría no son identificados, producto de las implicaciones familiares, sociales y culturales.
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