Mientras el presidente Donald Trump se dirigía a la nación esta tarde para rendir cuentas sobre el manejo de la pandemia de coronavirus se insistía en que los estadounidenses regresen a sus actividades normales pronto, la Universidad John Hopkins notificaba que el país acababa de convertirse en el más infectado del mundo, con 82,000 casos
confirmados.
A pesar de que expertos y gobernadores estatales han advertido del grave error que se cometería si el país rompe con las medidas para evitar la propagación del virus en un momento en que los casos solo van en aumento, Trump volvió a restarle importancia a una crisis de salud que ya deja cerca de 1,200 muertos y sigue hundiendo la economía nacional y doméstica.
“Hablaremos de fechas con muchos profesionales, pero este es un país que se forjó en el trabajo. La gente no quiere estar ociosa”, insistió. “Esto tiene que ocurrir pronto”. Yendo en contra de las cifras que muestran lo opuesto, el mandatario también dijo que “están ocurriendo cosas positivas” y que, en su opinión, la tasa de mortalidad está descendiendo. “El porcentaje de personas que han fallecido es mucho más bajo de lo que se anticipaba”, agregó.
Este jueves Trump no fue el único en tratar de minimizar la crisis. Deborah Birx, coordinadora de la respuesta de la Casa Blanca ante el virus, insinuó que la cobertura de los medios de comunicación sobre la escasez de respiradores para pacientes críticos y la falta de camas en los hospitales de algunos estados ha sido “excesiva”, incluso mientras los profesionales médicos continúan diciendo que la escasez está matando a colegas y pacientes.
“En Estados Unidos no se han dado situaciones de elegir no reanimar pacientes”, dijo en una aparente referencia a los reportes de que en Italia se ha recurrido a priorizar qué enfermos viven y cuáles no, por la escasez de respiradores. “No hay evidencia de que si necesitan un hospital no habrá capacidad. Tampoco hay una realidad observable en el terreno de que el 70% de la población se vaya a contagiar en las próximas semanas”.
Una encuesta de NBC News a cerca de 250 médicos y enfermeras esta semana puso de manifiesto cómo el sistema de salud de Estados Unidos no está preparado para la pandemia y muchos de ellos reciben instrucciones contrarias a los Centros para el Control de Enfermedades de reutilizar mascarillas e instrumentos una y otra vez, pues no son suficientes.
En Nueva York —el epicentro de los contagios en el país— el gobernador Andrew Cuomo dijo que este jueves la cantidad de pacientes hospitalizados subió un 40% en solo un día, con 5,327 personas en cama, 1,290 de ellas bajo cuidados intensivos. Allí algunos médicos no solo han tenido que reutilizar material estéril, sino también atender a los enfermos ataviados en bolsas de basura, a falta de suficientes batas. Para responder a la emergencia, este lunes llegará un buque “hospital” de la Marina al puerto de Manhattan, lo que se espera genere un alivio para el sistema de salud de la ciudad.
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