MAR DEL PLATA (Argentina) – República Dominicana protagonizó una de las grandes sorpresas de la última jornada clasificatoria para la Copa del Mundo FIBA 2023: venció como visitante a Argentina, se clasificó y al mismo tiempo dejó sin opciones al último subcampeón mundial. “Es el mayor logro de la historia de nuestro baloncesto, la victoria más grande”, dijo Víctor Liz, capitán del conjunto dominicano.
“Jugar un tercer Mundial seguido es algo grandioso, un privilegio y una sensación genial”, agregó el escolta. República Dominicana disputará una Copa del Mundo por cuarta vez en su historia y la tercera en continuado. El estreno mundialista fue en Filipinas 1978 y luego vinieron España 2014, China 2019 y ahora llegará Filipinas, Japón e Indonesia 2023. Tanto Liz como Eloy Vargas, de ser convocados, estarán presentes por tercera ocasión en la máxima cita. “Representa mucho para mí ser parte del equipo que va a jugar tres Mundiales corridos, algo histórico para Dominicana. Antes de estos, solo habíamos participado en uno. Es emocionante para mí, es algo que no se compara con nada”, enfatizó Víctor.
Liz asumió su rol de líder en el hotel en el que República Dominicana se alojó para preparar el crucial encuentro. Y, después del último video de análisis previo, tomó la palabra. “Les dije a mis compañeros que era un juego muy importante, pero que al mismo tiempo no dejaba de ser un partido más de baloncesto. Intenté quitarles presión. Necesitábamos enfocarnos en lo que pudiéramos hacer dentro de la cancha durante los 40 minutos”, comentó Víctor.
Como capitán del seleccionado dominicano, Liz sabe que carga un peso sobre sus hombros y sabe cómo hacerlo. “Es una responsabilidad muy grande que desde hace 8 años me genera un gran orgullo. Este es un buen grupo de jugadores, con alto nivel y que en cada proceso muestra más unión. Me relaciono con mis compañeros a través del respeto mutuo. Mi rol de capitán no me convierte en el mejor jugador ni en la única voz que debe escucharse, simplemente les transmito los mensajes y también soy quien les traslada a los directivos nuestras necesidades. Siempre les doy mucho ánimo y trato de guiarlos por un buen camino desde la experiencia que me da ser el más veterano del equipo”, explicó.
Liz llegará al Mundial con 37 años y si bien ya analizó la posibilidad de que ese torneo sea el último con el conjunto dominicano, aún no tomó la decisión: “Me siento bien físicamente, tengo una edad como para seguir y no resolví si será el cierre de mi ciclo en la selección. Todas las posibilidades están abiertas. Quiero abrir las puertas para que se sumen nuevos jugadores, pero no descarto seguir con el equipo nacional si me necesitan”.
Para palpitar la próxima Copa del Mundo, Liz recordó sus dos participaciones anteriores: “Todos los Mundiales han sido especiales para Dominicana y tienen su historia. Recuerdo los juegos de fogueo para poder llegar al de España 2014. Nos enfrentamos a Estados Unidos, Filipinas y la Universidad de Kentucky y yo buscaba un puesto en el plantel. Hice las cosas bien para el equipo y pude jugar mi primer Mundial, lo que fue sumamente histórico e importante para mi carrera”. Y agregó: “En mi segundo Mundial tuvimos una muy buena participación. La victoria sobre Alemania había sido la más grande que habíamos logrado como seleccionado nacional hasta esta clasificación. Con ese triunfo vivimos un momento muy emocionante, estábamos todos super contentos. Néstor García nos había dado la confianza durante todo el proceso, en los entrenamientos nos decía que éramos buenos jugadores, que teníamos que creérnoslo para conseguir los objetivos y así lo hicimos: jugamos duro contra los alemanes y logramos esa victoria tan importante”.
Justamente el Che García es el coach que marcó los puntos más altos del básquetbol dominicano. Potenció al equipo que llegó al Mundial 2019 y lo llevó a lugares inesperados y cuatro años más tarde lo volvió a meter en otra Copa del Mundo con una racha invicta de 4 triunfos. “Néstor ha sido una pieza muy importante para nosotros, un entrenador que se ha entregado en cuerpo y alma con el grupo y con la causa. Se ha identificado con nosotros, compartimos mucho con él, siempre busca generar química entre los jugadores, los dirigentes y todos los miembros de la delegación. La llegada de él aquí tanto en el ciclo anterior como en este fue algo muy grande. Su conocimiento y lectura de juego, la capacidad y la pasión con las que dirige hicieron que se ganara el respeto de todo un país”.
Con la conducción del «Che», la experiencia de los de mayor recorrido como Liz y Vargas y el hambre de unos jóvenes que van por más, República Dominicana escribió una página muy importante para la historia de su básquetbol.
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