La Asociación Dominicana de la Industria de Plástico (ADIPLAST) afirmó que el foam biodegradable certificado “se descompone de forma natural sin generar microplásticos y cumple con los estándares técnicos establecidos por la Ley 225-20”. La asociación explicó que las pruebas realizadas bajo normas ASTM e INDOCAL muestran biodegradaciones superiores al 20% en el primer año y hasta un 90% en cinco años, convirtiendo el material en agua, dióxido de carbono y biomasa.
La declaración fue ofrecida durante un conversatorio técnico celebrado junto a la Cámara Ambiental del Plástico y BIOPACTO, donde se analizaron los criterios aplicables a los materiales que permanecerán en el mercado tras las disposiciones de la Ley 225-20. En el encuentro participaron productores, especialistas ambientales y representantes del sector industrial.
Como parte del panel, el presidente de la Cámara Ambiental del Plástico de Colombia, Cristian Halaby, explicó que los aditivos biodegradables de nueva generación permiten que microorganismos descompongan el plástico capa por capa, sin fragmentarlo ni producir residuos tóxicos. Señaló que esta tecnología corrige fallas de métodos antiguos que sí generaban microplásticos.
ADIPLAST recordó que la Ley 225-20 no prohíbe el uso de plástico, sino que exige que sea biodegradable, reciclable o reutilizable. Indicó que el foam certificado continúa permitido y que su incorporación en el mercado está sujeta a auditorías y certificaciones técnicas que garanticen su desempeño ambiental.
La asociación informó que cuatro productores nacionales han firmado el Biopacto, una iniciativa para acelerar la transición hacia materiales biodegradables certificados. Añadieron que, aunque el foam es técnicamente reciclable, su bajo peso reduce su valorización y limita su recuperación, por lo que la biodegradación certificada funciona como un mecanismo ambiental complementario.
Los participantes insistieron en que la correcta gestión de residuos sigue siendo fundamental para evitar impactos en playas, ríos y espacios públicos. Señalaron que la biodegradación ofrece una alternativa cuando un residuo escapa del sistema formal, pero no sustituye la necesidad de educación ciudadana ni de fortalecer la recolección.
El conversatorio concluyó con el planteamiento de que la transición hacia materiales más limpios requiere coordinación entre industria, autoridades y ciudadanía. ADIPLAST reiteró su compromiso con impulsar soluciones responsables que acompañen la implementación de la Ley 225-20.
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