27 octubre 2020

Toque de queda: más que restricción, un relaj





La pandemia del COVID-19 llevó a los gobiernos del mundo a implementar medidas de contención del virus que cambiaron la tradicional manera de vivir de la humanidad, como el uso obligatorio de mascarilla y distanciamiento social, que incluye el toque de queda como disposición principal, sin embargo para la sociedad dominicana cada vez parece resultar más difícil adaptarse a la nueva normalidad.

Lejos de imponer el orden, limitar el tiempo de circulación y ser acatada, la medida restrictiva es violada constantemente, acción que incrementa cada fin de semana y que se evidencia en la cantidad de detenidos y los videos que circulan en las redes sociales, pero este comportamiento social tiene una explicación sociológica.

Para el sociólogo Juan Miguel Pérez, existen factores económicos y sociales que inciden en este comportamiento, sumado a la falta de legitimidad de las autoridades.

En la clase popular dominicana el hacinamiento es la razón para salir a las calles a buscar el pan de cada día; así como la necesidad de socializar, que se convierte en el escape de la realidad en que viven aquellos que no tienen una fuente de ingreso formal.

El cientista social explicó en el programa radial Cuentas Claras que en el tema del confinamiento intervienen dos elementos, el primero tiene que ver con la gente y sus necesidades básicas; y el segundo es la sociabilidad.

Las inclemencias ordinarias que traía la vida en pobreza, se agravan con el confinamiento producto de la consecuencias económicas; y el aspecto social es lo que amortigua esas inclemencias, es decir, compartir en tiempo y espacio aun las penurias, resulta más llevadero que hacerlo solo.

“Es decir, tener que buscar su sustento diario pero sobre todo también tener que salir de la casa, porque en las poblaciones más humildes es un lugar que puede ser inhóspito con techos de zinc, sin luz, en las condiciones de insalubridad que conocemos; en donde ese pequeño espacio de la sala, cuando hay la posibilidad de tener una sala, es cocina comedor, sala y muchas veces se presta para marquesina del motor.

Todos esos elementos generan una situación difícil de llevar por un período prolongado de tiempo, por lo que la gente sencillamente lo que hace es salir a la calle”, puntualizó Juan Miguel Pérez.

En cambio, no solo el drama humano es el causante de la violación al toque de queda; sino también la necesidad de mostrar de alguna manera el poder, fundamentado en la riqueza que ostentan algunas capas de la sociedad.

Comportamiento generado –según el experto- por el relajo con que se ha asumido la medida debido a problemas estructurales que se presentan la sociedad dominicana, como la falta de legitimidad de las autoridades. “Es legal pero no posee las razones suficientemente creíbles por la gente que debería acatar lo que esa autoridad dicta, porque le ha fallado en el pasado y eso quiebra el soporte legitimo de su dictamen”.

Con relación a los jóvenes, colectivo en que está depositada la esperanza de un mejor mañana y que paradójicamente se les señala como principales actores vinculados al desacato de las disposiciones restrictivas, el sociólogo justificó que han sido abandonados por los poderes públicos.

“Estos deben ser acompañados desde la primera infancia, hasta la adolescencia y primera juventud a través de un sistema educativo y recreativo adecuado, primer empleo, entre otros, razón por la que su forma de rebeldía es precisamente, siendo irreverente todo lo indica la autoridad”.

Juan miguel Pérez, advirtió que la sociabilidad es una corriente cultural que al igual que otros aspectos programa al ser humano en sus acciones, por lo que resultaría difícil prevenir por un tiempo prolongado este tipo de elemento, por tanto la violación al toque de queda persistirá.

Precisó que existen fines como el ego, posicionamiento y necesidad de reconocimiento social, que lleva al individuo a socializar.

Sin embargo, el también profesor universitario indicó que hay una probabilidad de adaptación a esta nueva forma de vida, aunque la convivencia se efectúe con reglas en consonancia con los diferentes estratos sociales.

El sociólogo sugirió al Estado comprender a los sujetos desde sus diferentes realidades debido a existencia de la inequidad social, que puede ser solucionada devolviendo la legitimidad de sus autoridades.

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