Más allá de ser la imagen sobria del Padre de la Patria, el militar o político, Juan Pablo Duarte fue un hombre sencillo, revolucionario y activista que llegaba despeinado a las oscuras calles de la Zona Colonial tras una cabalgata en el interior del país.
Así lo describió el historiador José Antinoe Fiallo Billini, quien aseguró que Duarte era un hombre de mente abierta y desde su infancia desarrolló habilidades que años después le serían útiles para concretar sus ideales de lograr la independencia.
Duarte nació de la unión matrimonial de Manuela Diez Jiménez, oriunda de El Seibo y del español Juan José Duarte Rodríguez, un día como hoy, pero de 1813.
El prócer creció con su familia en la calle Isabel la Católica, próximo a la Iglesia Santa Bárbara en la Zona Colonial y con su padre en el negocio aprendió la contabilidad y las matemáticas.
Cuando José Núñez de Cáceres proclamó la Independencia Efímera el 01 de diciembre de 1821, Duarte solo tenía ocho años para ver cómo el nuevo estado fue ocupado y sometido un año después por Jean-Pierre Boyer, presidente de Haití.
A la edad de 15 años, Duarte fue enviado a estudiar a Nueva York, desde allí pasó a Francia y posteriormente a Barcelona en España.
Fiallo Billini narra que Duarte practicaba Esgrima con sus compañeros para que estos aprendieran a utilizar las espadas. Además de ser un amante asiduo de la lectura y era costumbre recitar versos, además de tocar la guitarra, el piano y la flauta.
Duarte también amó, durante su adolescencia mantuvo una relación con María Antonia Bobadilla, la cual no formalizó terminando años después, debido a sus constantes viajes.
Años después, este se enamoró de Prudencia “Nona” Lluberes, descendiente de catalanes con quien tampoco llegó a formalizar una relación.
Tras algunos viajes, Duarte regresa de nuevo a Santo Domingo en 1832 y trabaja en el negocio de su padre, realizando una intensa vida social que lo involucra con importantes sectores de la pequeña burguesía urbana.
En vísperas de la Independencia Nacional
La experiencia que obtuvo Juan Pablo al relacionarse con los demás es la que le permitió resguardar un sentimiento patriótico que rechazaba la presencia de los haitianos en el país.
“Duarte se relacionó con una cantidad de jóvenes y comenzaron a establecer relaciones que fueran creando las condiciones para que pudiera organizarse una sociedad secreta a partir de las experiencias y estudios que él hizo en Europea. Formó la Sociedad Secreta La Trinitaria y a partir de ella crearon dos sociedades nuevas la Filantrópica y la Dramática para actividades de apoyo social de propaganda a través de las actividades culturales y teatrales”, explicó el historiador.
La Trinitaria fundada en 1838 la conformaron Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandro Pina, Jacinto de la Concha, Félix María Ruiz, José María Serra de Castro, Benito González, Felipe Alfau, Juan Nepomuceno Ravelo, uniéndose a éstos Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez, quienes junto a Juan Pablo Duarte tuvieron un rol protagónico.
Los trinitarios hacían su trabajo clandestinamente, mientras hacían el juramento de luchar por la independencia de la República Dominicana bajo el lema «Dios, Patria y Libertad».
En 1842, Duarte se convirtió en oficial de la Guardia Nacional, dirigida por el gobierno haitiano y en 1843 participó en la “Revolución Reformista” contra la dictadura de Jean Pierre Boyer, quien amenazaba con invadir la parte occidental de la isla con intención de unificarla.
La Reforma terminó por derrocar a la dictadura de Boyer en el mismo año, colocando a Charles Hérard en la presidencia de Haití.
Desde ese momento, Duarte se convirtió en el líder político principal, pero las actividades independentistas de los trinitarios fueron delatadas y el nuevo presidente Charles Hérard encabezó la ocupación militar para desarticular el movimiento separatista.
En pleno preparativo para organizar el movimiento de independencia, Duarte tuvo que abandonar el país de manera clandestina hacia Curazao por su conducta “insurgente”.
A diferencia de los que gobiernan en la actualidad que colocan sus intereses por encima de los del pueblo, Duarte le indicó a su madre vender el negocio familiar para financiar la revolución independentista.
Los Trinitarios encabezados por su presidente en funciones, Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, redactaron el Manifiesto del 16 de enero de 1844, en el cual quedaron plasmados los principios republicanos y liberales que Duarte predicó durante años.
La noche del 27 de febrero del 1844, los Trinitarios encabezados por Sánchez y Mella hicieron realidad el sueño trinitario al proclamar la Independencia dominicana enarbolando los principios que habían aprendido de Duarte.
Tras ser libres e independientes
Cuatro meses después la Junta Central Gubernativa ordenó a Juan Pablo Duarte regresar a Santo Domingo para evitar un enfrentamiento entre Duarte y el general Pedro Santana.
Duarte encabezó junto a Sánchez un golpe de estado que destituyó a Bobadilla y sustituyó los miembros conservadores de la Junta Central por otros liberales.
Esta nueva Junta, ahora encabezada por Sánchez, envió a Duarte y a Mella a la región norte a conseguir apoyo, el ejército del norte proclamó a Duarte como presidente.
A pesar de que Duarte no aceptó, Santana protestó y, apoyándose en el ejército del sur, entró a Santo Domingo y disolvió la Junta que presidía Sánchez, creando otra.
En agosto, Santana dispuso el apresamiento de Duarte, quien se rehusaba volver al dominio español. Santana declaró a Duarte, Sánchez, Mella y otros liberales «traidores a la Patria» enviándolos al exilio en Hamburgo y excomulgando al Padre de la Patria.
Fue excomulgado por la Iglesia
La Iglesia Católica mediante una Carta Pastoral del 24 de julio de 1844, emitida por el entonces Vicario General Tomás de Portes e Infante, excomulgó a Duarte por sus acciones conspirativas, contra el gobierno de Santana.
Cuando el arzobispo Portes leyó la carta ni Duarte ni los demás Trinitarios estaban en condiciones políticas de poder enfrentar a la Junta Gubernativa ni a Pedro Santana, ya que estaban diezmados, presos o exiliados, por lo que no representaban ningún peligro para Santana.
Tras una breve estancia en Hamburgo, Duarte se trasladó donde su familia la cual también había sido desterrada y estaba sumida en la miseria.
Contra la Anexión
Luego de enterarse de las acciones durante la Guerra de Restauración, Duarte desembarca en Montecristi en 1864 para ponerse a las órdenes del gobierno restaurador en armas de Santiago de los Caballeros.
La Guerra Restauradora estaba decidida a favor de los dominicanos y el gobierno decidió nombrar a Juan Pablo como su representante en el exterior con la misión de obtener apoyo de Venezuela y las demás naciones americanas en la lucha militar contra España.
Duarte regresó con su familia en Caracas, subsistiendo de una fábrica de velas hasta su muere el 15 de julio de 1876 a los 63 años de edad.
Sus restos fueron trasladados al país en 1884, por el gobierno de Ulises Heureaux (Lilís), que lo había declarado Padre de la Patria junto a Francisco Sánchez del Rosario y a Matías Ramón Mella.
Duarte y la sociedad
El historiador manifiesta que “no siempre cuando se lee la historia se reconoce al verdadero Duarte, sino que hay sectores políticos en la actualidad que manipulan la imagen de Duarte y no se atreven a llegar hasta donde él planteó que debía llegarse”.
Destaca que el prócer planteaba que lo fundamental en una sociedad era la Justicia que sin justicia una sociedad no podía ser e incluso dijo que en el proyecto de reforma constitucional Juan Pablo planteó que uno de los poderes más importantes era el Poder Judicial por estar vinculado con las personas.
Fiallo Billini sustenta su argumento en la frase que dejó Duarte que reza “Sed justos lo primero, si queréis ser felices. Ese es el primer deber del hombre; y ser unidos, y así apagaréis la tea de la discordia y venceréis a vuestros enemigos, y la patria será libre y salva. Yo obtendré la mayor recompensa, la única a que aspiro, al veros libres, felices, independientes y tranquilos”.
Asimismo asegura que en los momentos que la gente se expresa por la Justicia ahí está la presencia espiritual de Duarte.
“Si Duarte se levantara de vez en cuando en la historia dominicana el momento histórico en que él se integró por la manera en que se desarrolló ese acontecimiento fue la Revolución de Abril de 1965 y cada vez que hay movimientos sociales de rebelión por la Justicia”, recalcó.
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