El premio está más “preñado” que nunca y, a medida que pasan las horas, las expectativas aumentan. Los negocios donde se juega el Powerball se han llenado de personas que apuestan a su suerte.
Casas en la playa, viajes, donaciones, ayuda a parientes, volver a sus países de origen y carros lujosos, son algunos de los planes que compartieron los neoyorquinos encuestados