Los haitianos recuerdan este jueves el terremoto de 2010 que en pocos segundos redujo a ruinas su capital al matar más de 300 mil personas y sembrar la desesperanza en un país pobre y ultrajado.
Puerto Príncipe exhibe aún las huellas del movimiento telúrico de 7.0 grados en la escala de Richter, el más devastador que sufrió Haití desde que se llevan registros, y que hirió a más de 350 mil personas y dejó sin hogar a 1.5 millones, según cifras del Gobierno.
El sismo remeció con furia a las 16:53, hora local, y cayeron cual fichas de dominó el Palacio Presidencial, el Parlamento, la Catedral, cientos de miles de viviendas y edificios gubernamentales, centros comerciales, escuelas, instituciones de salud y más.
De acuerdo con Naciones Unidas, la cifra de víctimas mortales multiplicó por 10 la suma de las registradas en desastres en Haití desde 1963.
El Producto Interno Bruto se contrajo un cinco por ciento, en una nación que ya experimentaba una insistente crisis política y económica, además de una sucesión de gobiernos corruptos, golpes de Estado e intervenciones militares. Con una historia de administraciones deficientes, la ayuda internacional no fue gestionada por las autoridades sino por organizaciones no gubernamentales (ONG).
Ello, según expertos, volvió al Gobierno más ineficaz y fomentó el desvío de los recursos hacia ONG que tomaban el dinero, pero ayudaban poco o nada a la recuperación del país.
Más de una década después Haití no se levantó aún y al terremoto le siguió una epidemia de cólera, desastres naturales, crisis política y económica, pandemia de la COVID-19 y el sismo de 2021.
De unos 12 millones de habitantes, más de 4.7 millones enfrentan actualmente la hambruna, según datos recientes del Programa Mundial de Alimentos, y 1,8 millones se encuentran en fase de emergencia.
La violencia se agudizó y cobró miles de vidas solo en 2022, cientos de miles de personas fueron forzadas a abandonar sus hogares y el cólera resurgió en octubre pasado para sumar una herida más a la devastada nación. Otro sismo
Haití se ganó el título de ser la nación más pobre y a 13 años de la tragedia no ha podido levantar cabeza por las catástrofes que han sucedido a ese terremoto y la crisis política, socioeconómica y de seguridad que atraviesa el vecino país.
Cuando el terremoto de 2010 fue considerado el de mayor magnitud en 200 años y se pensó que una situación tan catastrófica no podía repetirse, en el 2021, once años después de esta tragedia, Haití fue golpeado por un terremoto de mayor magnitud.
El pasado 14 de agosto, un sismo magnitud 7.2 sacudió a la nación caribeña, especialmente en Los Cayos, dejando un saldo de 2,248 muertos, más de 300 desaparecidos y 690,000 personas damnificadas. Este evento telúrico supuso una pérdida del 15 % del PIB de Haití, cuya economía se contrajo un 3.3 % en 2020. Destruyó infraestructuras críticas como viviendas e instalaciones de salud y educativas.
Este no fue igual de mortífero que el de 2010 pero se produjo en medio de un caos político. Un mes antes (7/07/2021) el presidente de Haití, Jovenel Moise, fue asesinado en su vivienda por un grupo de mercenarios.
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