Los rescoldos del incendio político que provocó el asalto al Capitolio todavía no se han extinguido. Dos años después de que una turba decidió irrumpir a la fuerza en la sede de la democracia estadounidense siguiendo las directrices del expresidente Donald Trump y provocara uno de los episodios más vergonzosos de la historia reciente del país, «el clima de amenaza» no ha desaparecido, según Tom Manger, nuevo jefe de la Policía del Congreso norteamericano. En su opinión, las instituciones estadounidenses siguen en riesgo.
Para celebrar que la democracia salió indemne de aquella fatídica jornada, Biden encabecerá este viernes un acto en la Casa Blanca. El evento puede servir para que ahonde no solo en las amenazas que ha venido alertando que sufre Estados Unidos desde aquellos acontecimientos, sino también en las conclusiones de la comisión parlamentaria que investigó lo ocurrido.
Antes de acabar el año, el comité de la Cámara de Representantes publicó un informe final en el que los fallos de seguridad quedaron relegados a un apéndice, mientras que la figura de Trump ocupó gran parte de sus páginas, en las que se recomendaba que se presentaran cargos penales por su papel en lo ocurrido.
Por ahora unas novecientas personas han sido acusadas por participar en los disturbios, de las 470 de ellas se han declarado culpables.
La mayoría por los cargos de agresión y resistencia a la autoridad, desordenes civiles, obstrucción de un procedimiento legal, invasión de un edificio o terreno de restringido, o algunos más graves como la sedición y la conspiración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario