Santiago. A sus 60 años de edad, Miguelina Vásquez lleva 35 buscando el sustento de su familia como marchanta.
De esta labor que prácticamente se encuentra en extinción, y que hasta hace pocos años formaba parte de la tradición santiaguense, apenas algunas mujeres permanecen en el oficio.
De esta labor que prácticamente se encuentra en extinción, y que hasta hace pocos años formaba parte de la tradición santiaguense, apenas algunas mujeres permanecen en el oficio.