La Iglesia Católica Dominicana arremetió contra el incremento de 70 mil pesos al salario de los senadores, “lo que no contrasta con la miseria que se vive en la República Dominicana, que coloca al país en un terreno minado que abre espacio a la violencia institucionalizada”.
De acuerdo a la institución a encuestas y sondeos, “cuando en un país miramos la opulencia y la miseria encontrándose de frente, se está pisando terreno minado que abre espacio a acciones no deseadas”.
A su juicio, “la medida de los senadores, quienes acaban de aumentarse 70 mil pesos, ahora su sueldo será de 320 mil mensuales. Se agregan otros beneficios que los llevan a ser dominicanos muy especiales”, perturba la paz social y genera acciones que van socavando las bases de una convivencia fraterna.
“El dolor que provoca esta brecha social es mayor, cuando los responsables de cambiar ese panorama a través de la acción política, son los principales promotores de esa irritante desigualdad”, afirman los religiosos, en el editorial del semanario Camino, que circulará desde este domingo en iglesias y puestos de ventas de impresos.
Reflexiona, que por eso la democracia dominicana en muchos aspectos tiene matices de caricatura, puesto que “los que nos representan, hace tiempo que se olvidaron de desempeñar ese papel con dignidad”.
Enrostra a los malos políticos, que para muchos su meta es enriquecerse, cambiar de estatus y vivir como príncipes, aunque estén rodeados de conciudadanos a quienes les falta hasta lo indispensable para vivir.
Critica que, “enmarcamos la codicia constante de amasar fortuna a costa de los más necesitados”, y agrega, que por eso el afán de aprovechar sus posiciones administrativas para arroparse de privilegios, convirtiéndose como los senadores, en una clase selecta con estilo de vidas propias de un país del primer mundo.
Satiriza el editorial en un párrafo, que los senadores aun con esa cantidad de dinero, recientemente “escuchamos a una integrante, refiriéndose a Sonia Mateo, nacida en San Juan pero residente en Dajabón, expresar que esto no le alcanza ni para comprar una botellita de agua”.
La Iglesia Católica sobre lo último descrito expresa que, la afirmación es muy penosa, cuando miramos cómo la gente hace malabares para sobrevivir con sueldos de miseria, para que alguien se burle “del dolor en el alma que hace tiempo arrastra nuestro pueblo casi moribundo”.
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