Si me preguntan cómo me afectará a mí y a mi familia el impacto del coronavirus te digo que no tan mal. Tengo ingresos suficientes para enfrentar el abastecimiento de alimentos y medicamentos porque estoy en el grupo de personas con ingresos medio, dice una joven, que en su barrio la llaman Milennia, sobre la actual situación sanitaria que se ha convertido en una crisis de salud que amenaza con ralentizar (hacer más lenta) la proyección económica mundial.
Milennia piensa en su trabajadora doméstica, en el jardinero del residencial, en los jóvenes que botan la basura y en los otros que ejercen un trabajo del “día a día” para poder comer y que suman la tasa de informalidad en República Dominicana, país caribeño donde reside.
En voz alta se pregunta si ¿no se entiende la magnitud de este problema sanitario del coronavirus?, así como su impacto económico en las familias más pobres.
En la región de América Latina un 48.5% de las personas están en informalidad, mientras que los informales pasan de 50% en República Dominicana y se concentran en actividades comerciales, muchas veces en las esquinas de los barrios, aceras y hasta en la sala de sus casas, como las que tienen salones de belleza, y al transporte público, corren riesgo que dejar de ganar dinero por temor al virus infeccioso y les baja su capacidad de compra.
Aunque no hay alerta en República Dominicana de casos locales y hay controles establecidos, son muchas las personas que trabajan en lugares abiertos que obligarán a las autoridades a impulsar un cambio de política económica que permita frenar la caída de actividades que requieren presencia física que se desarrollan en el comercio, la construcción, bares, zonas francas, minas y canteras, la agropecuaria, los servicios financieros y la manufactura local.
Además del cierre de fronteras y la baja de los viajes de turismo, otro desafío, será la llegada de remesas, que tiene un peso importante en este país, en un mundo con suspensiones de trabajo y cierres temporales. Estados Unidos y Europa son los mayores emisores de los envíos de dinero a casa y hoy se encuentran duramente golpeados con la pandemia.
Esto podrá generar mayor desempleo y mayor informalidad en los países, muchos de los que ya han comenzado a incrementar los programas de ayuda.
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