Un grupo de científicos de Alemania ha investigado las posibles razones por la cual algunas personas sanas no desarrollan síntomas graves luego de contagiarse con el nuevo coronavirus.
De acuerdo con el Hospital Universitario Charité de Berlín, quien dirigió el estudio, tales individuos parecen contar con células inmunes capaces de reconocer al SARS-CoV-2. Los expertos encontraron un tipo de linfocitos T auxiliares de memoria en la sangre del 35 % de los pacientes sanos evaluados que nunca habían estado expuestos al virus.
Estas responden por la capacidad del sistema inmunitario de generar una respuesta más rápida y efectiva tras la reexposición a un mismo patógeno y pueden persistir en el cuerpo durante muchos años, explica la institución en un informe publicado este 29 de julio.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores, en asocio con el Instituto Max Planck de Genética Molecular (Berlín), aislaron células inmunes de la sangre de 68 individuos sanos (sin exposición previa al SARS-CoV-2) y las estimularon con fragmentos sintéticos de unas proteínas que permiten al coronavirus ingresar a las células humanas.
El objetivo era comprobar si los linfocitos T se activarían al entrar en contacto con esos fragmentos. Para sorpresa del equipo, las células de 24 de ellos reconocieron la proteína intrusa. Posteriormente, comprobaron que en 15 de 18 pacientes con covid-19 (85 %), el virus provocó una activación de esas mismas células.
Los científicos creen que la presencia de estos linfocitos T reactivos en los individuos sanos es producto de una “exposición previa a inofensivos coronavirus”. Durante los análisis de las muestras, se encontró que estas células reaccionaron principalmente a secciones de la proteína del virus similares a otras propias de coronavirus endémicos causantes del resfriado común.
“Una de las características de las células T es que no solo son activadas por un patógeno con un ajuste exacto, sino también por agentes patógenos con suficiente similitud”, comenta la doctora Claudia Giesecke-Thiel, coautora del estudio.
¿Mejor protegidos?
Este fenómeno es conocido como “reactividad cruzada”. Y aunque pudo ser evidenciada, la investigación aclara que no se abordaron sus efectos en personas sanas y luego infectadas con el SARS-CoV-2. “En términos generales, es posible que las células T auxiliares de reacción cruzada tengan un efecto protector, por ejemplo, ayudando al sistema inmunitario a acelerar su producción de anticuerpos contra el nuevo virus”, explica otro de sus autores, Leif Erik.
En términos de inmunidad cruzada, un episodio de resfriado común probablemente resultaría en síntomas de covid-19 menos severos, aunque también podría desencadenar una respuesta inmune “mal dirigida” y con efectos “potencialmente negativos” en el curso clínico, subraya el doctor. De cualquier modo, los hallazgos ciertamente requieren más investigación.
Andreas Thiel, uno de los principales involucrados es el estudio, afirma que los coronavirus son responsables del 30 % de todos los resfriados estacionales (infecciones víricas agudas) y apunta a que el adulto promedio contraerá una infección causada por uno de los cuatro coronavirus endémicos aproximadamente “cada dos o tres años”.
En este contexto, y asumiendo que estos virus son capaces de conferir “cierto nivel de inmunidad” contra el SARS-CoV-2, las personas expuestas a ellos en el pasado y positivas para linfocitos T reactivos “deberían tener una mejor protección”, apunta. En este caso, la investigación serviría de ayuda para “predecir el curso clínico de la enfermedad” y seria un factor clave en el tratamiento, concluye.
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