Fama, narcotraficantes, celos, sicarios, corrupción, clubes nocturnos y hasta un exagente de la CIA... tiene de todo el cóctel del intento fallido de asesinato del exastro de béisbol David Ortiz, que terminó con duras penas de prisión.
Ortiz, de 47 años y miembro del Salón de la Fama del béisbol, recibió un disparo en la espalda el 9 de junio de 2019 en un club nocturno en Santo Domingo. Diez de los 13 imputados por este ataque recibieron condenas de entre 5 y 30 años de cárcel en una audiencia celebrada el lunes de noche en la capital dominicana.
La fiscalía informó este martes que dos de los acusados (Eddy Féliz, alias El Nata, de 26 años, y Rolfi Ferreras Cruz, alias Sandy, de 27) recibieron penas de 30 años de prisión "por su participación directa en la tentativa de asesinato".
"Ferreras Cruz fue la persona que hirió de gravedad a Ortiz y lesionó a uno de sus acompañantes", indicó el texto.
Alberto Miguel Rodríguez Mota, de 28 años, sentenciado por pagar a los sicarios 10.000 dólares, cumplirá 20 años tras las rejas.
Tres acusados fueron absueltos por el ataque a Ortiz. Los condenados cumplirán sus penas en la cárcel de La Victoria en Santo Domingo Norte y deberán pagar una multa de casi 900.000 dólares.
"Más celoso se ponía"
Ortiz, ícono de los Medias Rojas de Boston, equipo con el que jugó 14 temporadas y ganó tres Series Mundiales, fue atendido en esa ciudad estadounidense después del ataque.
Fue sometido a cuatro cirugías y estuvo en cuidados intensivos.
Las autoridades dominicanas desestimaron en principio que Ortiz fuera el blanco del ataque y consideraron que el disparo iba dirigido a un amigo del pelotero, el comerciante Sixto Fernández, según dijo el entonces fiscal Jean Rodríguez, hoy detenido por corrupción administrativa en un caso sin relación con este incidente.
El Hall of Fame no compró esa teoría y, preocupado por la integridad de la investigación, encargó en 2019 al excomisionado de la policía de Boston Ed Davis una pesquisa independiente.
"Mi equipo invirtió (seis) meses investigando las circunstancias del tiroteo" contra Ortiz, escribió en Twitter Davis, que trabajó además con un alto exagente de inteligencia estadounidense (CIA), Ric Prado.
El diario The Boston Globe publicó en marzo parte de sus conclusiones, que apuntaban al narcotraficante César "El Abusador" Peralta como autor intelectual del atentado por supuestamente sentirse "irrespetado" por el pelotero.
El periódico indicó que mientras Ortiz se convertía en el "centro de atención" en los clubes nocturnos propiedad de Peralta, "más celoso se ponía", según el Globe. Ambos se saludaban y llegaron a tomarse fotos, aunque el pelotero niega que hubiera una amistad.
Peralta, que niega haber ordenado el ataque, está detenido en Puerto Rico, donde en noviembre se declaró culpable de narcotráfico y enfrenta una sentencia de entre 10 años prisión a cadena perpetua.
El Big Papi dijo, citado por el diario, que estaba "triste, confundido, molesto... todo tipo de emociones" por los detalles de la investigación.
La AFP contactó al equipo de comunicaciones de Ortiz por un comentario, sin respuesta hasta el momento.
La fiscalía informó en su momento que solicitó el informe, pero no está claro si fue recibido e incorporado al proceso.
"Los perdoné"
"Yo soy un hombre de Dios, yo a esos muchachos, yo los perdoné a ellos desde hace mucho tiempo", dijo Ortiz durante el juicio hace una semana, según medios de prensa.
El pelotero, padre de tres hijos, es un ícono de los Medias Rojas, donde trabaja como asesor.
Un jonrón de él abrió el camino hacia la Serie Mundial que ganó el equipo en 2004, que rompió la 'Maldición del Bambino' de 89 años.
Ligó para .286, con 2.472 hits en 20 años de carrera en las Mayores (1997-2016), 541 jonrones y 1.768 empujadas, una brillante trayectoria coronada con tres campeonatos de la Serie Mundial, todos con Boston: 2007 y 2013, además de 2004.
En enero, la Asociación de Escritores de Béisbol de Norteamérica (BBWAA) le eligió como miembro del Salón de la Fama de Cooperstown con 77.9% de los votos en su primera aparición en las boletas.
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