New York.- Los asesinatos de cuatro familiares, tres hermanos y una sobrina el domingo en un suburbio de Long Island, Nueva York, se debieron a una disputa por la venta de la casa familiar de la que el matador, Joseph DeLucia Junior de 59 años no quería salir creyendo que se quedaría sin hogar.
De acuerdo a los datos, DeLucia Junior uso una escopeta “Mossberg 500” calibre 12 para ejecutar a las víctimas y luego se suicidó.
La tragedia ha estremecido al suburbio de Syosset en el condado Nassau (Long Island), donde murieron Joanne Kearns, de 69 años, Frank DeLucia, de 71, Tina Hammond, de 64 y la hija de Hammond, Victoria Hammond, de 30.
El hecho ocurrió el domingo, dos días después del funeral de la madre del matador, quien creía que su mamá no lo había puesto en el testamento y reaccionó con extrema brutalidad contra sus familiares.
La matriarca fallecida había puesto la casa en venta con la oposición del asesino – suicida que se quitó en el jardín frontal de la vivienda con la misma escopeta.
El capitán detective de la policía del condado de Nassau, Stephen Fitzpatrick, en una conferencia de prensa dijo ayer el lunes que el móvil de la matanza y el suicidio se debió a que DeLucia no quería mudarse para salir de la casa.
EL ASESINO FUE DESCRITO TAMBIÉN COMO PERTURBADO MENTAL.
Su madre murió el 19 de agosto a los 95 años de edad y su funeral se celebró el 23 de agosto, dijo Fitzpatrick.
DeLucia vivía en Syosset con su madre, mientras que dos de sus hermanos vivían fuera del estado y Hammond y su hija vivían en otro lugar de Long Island. La familia se había reunido en la casa de la madre para reunirse con un agente inmobiliario y discutir la venta de la propiedad, dijo Fitzpatrick.
“EL PISTOLERO TENÍA LA IMPRESIÓN DE QUE LO ESTABAN ELIMINANDO DEL TESTAMENTO Y QUE SE VERÍA DESPLAZADO Y NO TENDRÍA A DÓNDE IR”, DIJO EL CAPITÁN.
Un vecino escuchó a DeLucia en el jardín y llamó al 911 al mediodía. Las cinco víctimas fueron declarados muertos en el lugar.
El comisionado de policía del condado de Nassau, Patrick Ryder, describió la escena en el interior como una de las peores que ha visto en sus 41 años trabajando como policía. Ryder y Fitzpatrick pidieron a la comunidad que se presenten si sospechan que alguien tiene una enfermedad mental.
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