A Yennely le gustaban las mariposas. “¡Mi bebé amada, mi reina, ay, Dios mío, amor! ¡Te echo de menos, Yennely!”, exclama su madre, Yenny Hilario, justo al lado de la que fue la habitación de su hija. Esas paredes aún conservan aquellos dibujos que mandó encargar cuando Yennely era pequeña.