Un día como hoy, 28 de julio de 1954, nace Hugo Rafael Chávez Frías, mejor conocido como Hugo Chávez, militar, político y presidente de Venezuela desde el 2 de febrero de 1999 hasta su muerte en 2013.
Fue también líder del Movimiento Quinta República desde su fundación, en 1997, hasta 2007, cuando se fusionó junto a otros partidos para crear el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que dirigió hasta 2012.
La influencia de este político acusado a menudo de populista trascendió las fronteras de su país al propiciar el surgimiento en Latinoamérica de una nueva hornada de dirigentes de izquierdas, opuestos como él al neoliberalismo económico y a las injerencias estadounidenses y preocupados por las clases más desfavorecidas y las minorías indígenas.
Del ejército a la política
En mayo de 1993, el Parlamento destituyó al presidente Carlos Andrés Pérez, acusado de malversación de fondos públicos. Cumpliendo su promesa electoral, en 1994 el nuevo presidente, Rafael Caldera, acordó el sobreseimiento del proceso abierto contra Chávez. Tras ser liberado, Chávez abandonó el ejército y entró de lleno en la lucha política; fundó el Movimiento V República (MVR) y comenzó a recorrer el país explicando sus propuestas.
Enfrentado a la clase política que había dirigido el país en las últimas décadas, a la que acusaba de corrupción y traición a la patria, Chávez basó su discurso en la denuncia de la corrupción del sistema y de los principales partidos políticos. Si se tiene en cuenta que en los últimos cuarenta años el país, gracias al petróleo, había integrado en forma de divisas el equivalente a diecisiete planes Marshall, la acusación de corrupción, mala administración y malversación de fondos dirigida contra los partidos tradicionales resulta más que razonable. El 3% de la población de Venezuela constituía la clase alta, el 17% se situaba en una clase social media y el 80% restante se hallaba en la miseria o en la marginalidad.
Ante la caótica realidad del país, el discurso de salvación de Hugo Chávez contaba con la adhesión incondicional de amplias capas de población desesperada y empobrecida. Sus oponentes le acusaron de populismo y de vender esperanzas retóricas y vacías de contenido real, pero ello no haría más que acentuar la tendencia de Chávez a presentar una sociedad dividida en dos bandos, el pueblo por un lado y la “oligarquía decadente” por el otro, y a enfrentarse sin eludir crispaciones con los medios de comunicación, alineados en parte junto a la oposición, y con una de las principales instituciones del país, la Iglesia.
En la presidencia
Al frente del Movimiento V República y con el apoyo de varios partidos de izquierdas, Chávez presentó su candidatura a las elecciones presidenciales del 6 de diciembre de 1998 y resultó elegido con el 56,2% de los votos, imponiéndose al candidato de consenso de los partidos tradicionales (COPEI y Acción Democrática). Siguiendo su programa, el nuevo presidente impulsó la elección de una Asamblea Constituyente encargada de redactar un nuevo texto constitucional, que más tarde sería aprobado en referéndum. Tras aprobarse en 1999 la nueva constitución, en julio de 2000 Chávez fue reelegido presidente de Venezuela para el período 2000-2006 con amplia diferencia sobre sus adversarios.
Dos años más tarde, el 11 de abril de 2002, el gobierno de Chávez fue objeto de una fallida asonada golpista cívico-militar que elevó a la presidencia a Pedro Carmona, el presidente de la patronal Fedecámaras. Prisionero por dos días en la Isla de la Orchila, Hugo Chávez fue repuesto en sus funciones gracias a la acción de fracciones del Ejército Nacional y de sus partidarios, y el país retornó al orden constitucional. La oposición organizó nuevas manifestaciones que desembocaron en una huelga general entre diciembre de 2002 y febrero de 2003. Los conflictos con la oposición no cesaron, y en agosto de 2004 Chávez hubo de hacer frente a un referendo revocatorio de su mandato presidencial, del que salió fortalecido al conseguir el 59% de los votos, y que lo habilitó para gobernar hasta finalizar su mandato. Dos meses más tarde, el partido de Chávez logró un triunfo rotundo en las elecciones regionales y locales de Venezuela.
Ante la posibilidad del recambio presidencial que ofrecían las elecciones de finales de 2006, la oposición logró sumar voluntades y nuclearse en torno a un único candidato, el socialdemócrata Manuel Rosales. Los comicios se realizaron el 3 de diciembre en un clima de total normalidad y con una participación del 70% del electorado; los venezolanos volvieron a dar su beneplácito a Chávez, quien se convirtió en presidente por tercera vez para el período 2007-2013 al obtener el 63% de los votos.
Durante su tercera gestión avanzó en la propuesta de profundizar en el denominado “socialismo del siglo XXI”, para lo cual, entre otras decisiones, amplió el proceso de nacionalización de numerosas empresas de servicios. La reelección presidencial fue uno de los temas más candentes entre los expuestos a debate político durante el ejercicio 2007. En noviembre de ese año el parlamento venezolano aprobó un controvertido proyecto de reforma constitucional que contemplaba, entre otros aspectos, la eliminación de la autonomía del Banco Central, la reducción de la jornada laboral a seis horas y la creación de la presidencia vitalicia de la República. El proyecto fue sometido a referendo popular el 2 de diciembre y los resultados arrojaron una oposición mayoritaria al mismo.
Tras la derrota, Hugo Chávez mantuvo su intención de someter nuevamente a consulta popular una reforma constitucional que permitiese su permanencia en el poder. Así, los partidarios y los opositores de la misma se enfrentaron en una intensa campaña electoral que, a pesar de la radical polarización en la que se hallaba inmersa la sociedad venezolana, se llevó a cabo con normalidad y sin violencia. El 15 de febrero de 2009 tuvo lugar la nueva cita electoral, que con el 54% de los votos aprobó el carácter irrestricto del número de reelecciones presidenciales. Una vez hechos públicos los resultados, Chávez anunció su intención de postularse candidato a las presidenciales de 2012.
Los comicios presidenciales se celebraron el día 7 de octubre, y en ellos sólo dos figuras contaban con posibilidades de victoria: el presidente en funciones Hugo Chávez, candidato del Gran Polo Patriótico; y Henrique Capriles, representante de la Mesa de la Unidad Democrática, coalición en torno a la cual se aglutinó la casi totalidad de la oposición al chavismo. Las urnas confirmaron una vez más en el poder a Chávez, quien consiguió el 55,25% de los sufragios emitidos, frente al 44,13% de Capriles.
La clave de la que sería la última reelección de Chávez (para el mandato 2013-2019) radicó en los logros sociales de su gobierno, plasmados en la drástica reducción del analfabetismo, el incremento de estudiantes universitarios de extracción social popular, la ampliación de la cobertura sanitaria pública y la creación de mercados populares con artículos de primera necesidad a precios subvencionados por el Estado. Para la oposición, sin embargo, temas como la inseguridad ciudadana o la falta de garantías jurídicas continuaban estando pendientes de solución.
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