14 noviembre 2019

Niño de origen dominicano con síndrome de Down muere al caer de un noveno piso

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El niño autista y con síndrome de Down, Kingston Spencer, de siete años de edad, murió ayer miércoles en el hospital Jacobi de El Bronx, después de ser declarado con muerte cerebral tras caer de la ventana de un noveno piso
cuando movió un pedazo de cartón que cubría el hueco del aire acondicionado y cayó al pavimento, sufriendo graves lesiones en el cerebro y otras partes del cuerpo.

El niño, que era nieto de la reconocida activista, escritora y poetiza Lucila Rutinel Godoy, estaba con su madre Rossy Mancebo en el momento de acercarse a la ventana y precipitarse al vacío, según relató ella anoche a medios locales.
Dijo que el niño fue declarado muerto a las 4:05 de la tarde de ayer después de estar varios días en un coma irreversible.
Los médicos lo sometieron a una cirugía de ocho horas, pero no pudieron salvarle la vida.
La madre adelantó que autorizó la donación de todos los órganos de Kingston a niños que los necesitan para que puedan sobrevivir en su memoria.
Dijo que los médicos y el personal del hospital le dieron una procesión de héroe al niño cuando lo llevaban al quirófano.
“Mi hijo no sobrevivió, muerte cerebral por el impacto”, dijo compungida y llorosa la madre.
“Nadie se puede imaginar este dolor”, agregó.
“Donaremos los órganos para que se les trasplanten a muchos niños que los necesitan, de lo cual estamos muy agradecidos”, señaló.
“Quiero mandar el mensaje de que esto, le puede suceder a cualquiera, porque en minutos mi vida cambió. Yo estaba en la sala con mi hijo y tirándonos fotos y haciéndonos videos de música y en un instante todo cambió”, explicó la madre.
“Son niños que no conocen el peligro”, añadió.
Relató que la situación del niño la hizo superarse, por lo que volvió a la universidad para poder seguir ayudándolo.
Por su parte, la abuela dijo que le dedicó a su nieto siete años de amor, comprensión y estaba en el mundo del niño.
Pero explicó que el menor tenía obsesión por las alturas.
Y en un trozo de poema que le dedicó al nieto, Rutinel escribió que el niño era un vuelo de amor, paz y cariño.

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