La profesora estadounidense Patricia Ann Anton, 63 años, estrangulada la noche del lunes, apenas tenía dos días mudada al apartamento donde encontró la muerte a manos de personas que no han sido identificadas.
Un gran hermetismo rodea este caso que está bajo investigación de la Policía Nacional y autoridades del departamento judicial, debido a que nadie ha querido hablar de lo sucedido, excepto un extranjero que reside cerca del lugar donde residía la extranjera, quien ofreció algunas informaciones a cambio de que su nombre no fuese divulgado por los periodistas de este diario.
La describió como una persona afable, educada, de finos modales que repartía con frecuencia su sueldo que devengaba como profesora del colegio La Mariposa y daba ayudas a personas pobres de esta comunidad.
Recordó que aunque estaba casada con un estadounidense que reside en ese país, mantuvo una vida ejemplar porque nunca fue vista o involucrada en relaciones extramatrimoniales, sino en actividades sociales, comunitarias y de ayuda en favor de jóvenes, niños y adultos que requieren de orientación en la zona de Cabarete.
Ann Anton se mudó a su apartamento el sábado y dejó aparcada su yipeta blanca en el estacionamiento del edificio donde residía, la cual aún permanece en el lugar.
Las autoridades dispusieron de control absoluto del recinto donde residía, incluso bloquearon la entrada a los periodistas bajo el alegato de que podrían entorpecerse el curso de las investigaciones.
Han sido detenidas para investigación ocho personas, incluido un haitiano que limpia en el edificio que está copado por inquilinos franceses, canadienses, holandeses y haitianos.
El informante, quien desde 1982 reside en Cabarete, reveló que hace unas semanas Ann Anton sostuvo una discusión con un alemán debido a que los dueños del colegio donde laboraba se interesaron en la compra de unos terrenos para la edificación de sus instalaciones, pero este trató de frustrar la acción, lo que fue respondido de manera enérgica por la norteamericana.
Dijo que en su apartahotel tiene instaladas cámaras de seguridad, incluido el edificio donde apareció muerta Ann Anton, lo que permitió que entregara a la Policía las tarjetas para que chequee quien o quienes entraron.
El edificio está asegurado con verja perimetral y un gran portón de hierro y para acceder debe utilizarse el timbre, lo que provoca sospecha de cómo sus matadores pudieron penetrar a la vivienda.
Ann Anton residía en el apartamento número cuatro del residencial Procab en Cabarete. El médico legista certificó asfixia por estrangulamiento.
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