La vida solía ser tan simple. Vivías, morías y los bienes que acumulabas durante tu vida en la tierra pasaban a tus herederos. Ahora, sin embargo, existe un nuevo asunto pendiente que necesita ser atendido antes de que mueras: tus activos digitales personales.
¿Cuáles son? Bueno, tu muro de Facebook es uno de ellos. Los videos, fotos y reflexiones digitalizadas que publicas allí están almacenados en los centros de datos de EEUU y Suecia. Y piensa en todos los otros servicios de Internet con características de almacenamiento en los que has llegado a confiar, entre ellos, las cuentas bancarias móviles, cuentas de fondos de inversión en
línea y cuentas para realizar pagos.
Si escribes un blog, puedes llegar a almacenar años de material publicado en línea. Si operas una cuenta Etsy, vendes artículos en eBay o eres propietario de un negocio en línea, pues incluso posees más activos esparcidos por los llamados servidores de nube.Todos hemos acumulado una fortuna de estos activos digitales personales. Un estudio publicado por McAfee, la compañía tecnológica de seguridad, estimó su valor promedio en casi $55,000 en EEUU.
El problema es que “después de que mueres, ya nadie controla estos activos, lo que los hace vulnerables a robos”, afirma Gerry W. Beyer, un profesor de la facultad de derecho de Texas Tech University y un experto destacado en los aspectos de planificación patrimonial de activos digitales.
Para complicar las cosas, los nombres de usuario, contraseñas y otros códigos de acceso secretos utilizados para mantener a los intrusos fuera mueren contigo. Eso hace que seamuy difícil o incluso imposible para tus familiares tomar el control adecuado de tus activos digitales. Las leyes estatales que garantizan el acceso legítimo a los familiares se encuentran en su fase inicial, mientras que los acuerdos de usuario por lo general prohíben el acceso de otros para proteger la privacidad de sus clientes.
A continuación el consejo de Beyer para proteger adecuadamente tu vida digital después de la muerte.
1. Empieza con un inventario
Debido a que es fácil guardar direcciones de sitios web visitados con frecuencia en la barra de marcadores de tu navegador de Internet, la primera entrada de tu inventario físico debe ser una lista de los nombres de usuario, contraseñas y otros códigos de acceso a tus computadoras, tabletas, teléfonos inteligentes y otros dispositivos conectados.
Haz lo mismo para tus discos duros cifrados, unidades flash y otros dispositivos de almacenamiento, routers de red doméstica cifrados, correo de voz y cualquier llavero de seguridad, tarjeta u otro dispositivo de llave digital física que requiera seguridad de autenticación multifactorial.
El inventario físico deberá incluir las direcciones web donde tu agente de confianza pueda acceder a tus páginas de inicio de sesión, junto con las cuentas de correo electrónico, nombres de usuario, contraseñas, códigos de seguridad y los procedimientos de ingreso necesarios. No olvides incluir la información necesaria para restablecer la contraseña, a menudo la dirección de correo electrónico a la que se enviará un código de restablecimiento, y la pregunta secreta “¿Quién era tu mejor amigo de la infancia?”, cuya respuesta solo tú conoces.
2. Busca y nombra a un agente
Debido a que puede haber fotos indecorosas, correos electrónicos u otros secretos digitales que no quieres que tu familia vea, toma medidas para evitar que estalle un escándalo familiar en la revista National Enquirer.
Separa cuidadosamente el material poco discreto del inofensivo, encuentra y contrata a un tercero de confianza para manejar tus asuntos digitales, e indícale cómo manejarlos. Dicho material puede ser mejor manejado por un abogado de familia, albacea o administrador de bienes.
3. Elabora un poder notarial
No pongas instrucciones ni información de acceso en tu testamento, porque se convertirá en un documento público una vez se haya validado la sucesión. En su lugar, solicita a tu abogado patrimonial que elabore un poder notarial duradero de activos digitales. Eso autorizará legalmente al abogado o agente de confianza que nombres, a acceder a tus cuentas y dispositivos.
4. Guarda tu inventario de forma segura
Evidentemente, todos tus códigos de acceso son las llaves a tu reino digital, así que el inventario impreso debe guardarse de forma segura en una caja de seguridad, señala Beyer. Conserva una versión digital de tu inventario físico para anotar contraseñas cambiadas o servicios web recientemente agregados. Guárdala en una memoria flash cifrada, recupera y actualiza la versión física tan a menudo como sea posible y destruye la lista impresa anterior después de reemplazarla.
5. Busca controles de usuario
Los servicios en línea todavía no están inmersos en la preocupación de la vida digital después de la muerte. “Muchos servicios tienen algún tipo de política en su acuerdo de usuario que puede permitir el acceso de un albacea o agente autorizado, previa presentación de un certificado de defunción y documentación”, dice Beyer. “La industria podría resolver este problema proporcionando una opción, al momento de abrir una cuenta, que te pregunte a quién autorizas a tener acceso a la misma si quedas incapacitado o falleces”.
Sin embargo, Beyer espera que las empresas se pongan al día sobre este tema en los próximos años, e incluso algunos ya lo han hecho. El Administrador de cuentas inactivas de Google, lanzado en 2013, te permite indicar al gigante de Internet sobre qué hacer si tu cuenta se vuelve inactiva por cualquier razón, incluyendo tu fallecimiento. Puedes elegir que tus datos se eliminen después de tres a 12 meses de inactividad o autorizar a contactos de confianza que pueden recibir los datos de algunos o todos tus servicios de Google, incluyendo Blogger, Drive, Gmail y YouTube.
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