Nueva York.- Los dominicanos que residen en esta ciudad, cerca de un millón, han tenido que soportar las inclemencias del tiempo más crueles que se hayan registrado en La Gran Manzana en el último siglo.
Los criollos diseminados en los diferentes borough de NYC, al igual que en las otras 60
ciudades que componen el estado, han sufrido en carne propia la nevada, el frio e inundación más intensas y crueles que se hayan registrado en la urbe en los últimos 100 años.
Entre los diferentes fenómenos atmosféricos se puede citar la última nevada caída recientemente, con 26.8 pulgadas y una de las más grandes, causando efectos negativos a los neoyorkinos; obligando al goberando Andrew Cuomo a cerrar todas las operaciones de la ciudad por cerca de un día.
Asimismo, la tempestad del huracán Sandy, el más grande y demoledor en toda la historia neoyorkina, donde el agua superó los cuatro metros de altura en el sur de Manhattan, niveles que pulverizaron el récord anterior, que databa de 1821. Se evacuaron 375 mil personas en sectores cercanos al río y al mar, sobre todo en el sur de Manhattan, Brooklyn, Staten Island y Coney Island. Los daños de Sandy superaron los 10 mil millones de dólares.
También los criollos tuvieron que combatir el frio ártico de enero 2014, que no ocurría en la ciudad desde 1896, llegando la temperatura a situarse en los 26 grados bajo cero.
Los trenes en La Gran Manzana tuvieron que ser almacenados bajo tierra en lugar de estacionarlos al aire libre como de costumbre. En esos días no se pudo observar una sola persona de las decenas de miles que venden mercancías diariamente en las aceras de las calles de la ciudad.
Los pocos dominicanos que salieron esos días se observaban “arropados como un andullo”, con abrigos fuertes, bufandas, gorros de lana, orejeras, guantes y otras prendas de vestir; caminaban rápido, no se detenían a conversar en la calle como de costumbre, y se hablaban unos a los otros con la boca semi tapadas con sus bufandas.
Este frío ártico generó sucesos que podrían calificarse como insólitos, entre estos el del zoológico Lincoln Park de Chicago, donde la osa polar Anana fue puesta bajo techo por las autoridades, al igual que en el Aviario Nacional de Pittsburgh, donde las águilas calvas y los pingüinos tuvieron que ser retirados de exhibición, debido a las bajísimas temperaturas.
En Kentuchy, el presidiario Robert Vick, de 42 años, que se había fugado de una cárcel, se entregó pocas horas después para evitar morir congelado. En la ciudad de Yonkers-NY, la dominicana Ramona Dalmasi, de 77 años, murió congelada en el patio del edificio donde vivía.
Cerca de 2,000 personas mueren cada año en los EEUU como consecuencia de las condiciones del clima, y aproximadamente las dos terceras partes de esas muertes se deben al frío.
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