pero hay personas con las que es imposible entablar una conversación normal, ágil, constructiva, amigable.
Son tan susceptible que tienes la sensación de estar ante alguien rodeado de alfileres, tan sensibles que a la mínima, acaban tergiversando tus palabras para convertir el diálogo en discusión y rodearlo todo con su nube de negatividad y mal humor.
¿Seremos nosotros quienes provocamos ese tipo de reacciones? En absoluto. La verdad es que detrás de esas personas adictas a discutir, al enfrentamiento y a la discusión continúa, suele esconderse un patrón de personalidad muy concreto.
¿Por qué hay gente a la que le gusta tanto discutir?
No hace mucho te hablamos en Supercurioso sobre lo que puede esconderse tras esas personas que siempre se muestran apáticas y de mal humor. En esta ocasión queremos enfocarnos en otro tipo de comportamiento que va más allá: aquellos que adoran discutir, que son adictos al enfrentamiento continuo, a la agresión verbal, a levantar la voz y al desprecio a través de las palabras.
Estas serían las dimensiones psicológicas que podrían esconderse tras dichos comportamientos (a grandes rasgos, eso sí, y nunca al 100%).
– Una baja autoestima con necesidad de competición continua. La persona que combina la baja autoestima con el resentimiento, suele necesitar siempre estar por encima del resto para “tener poder”, “tener voz”, y hacerse de notar a través de las discusiones.
Les gusta ensalzarse y buscan cualquier ocasión para aparentar que saben más que tú, para decir que es blanco cuando tú digas negro, y negro cuando digas blanco. A través del reproche y la discusión expresan también su rabia por ese sentimiento de baja autoestima, haciendo uso de una máscara agresiva cuando en realidad, en el fondo, solo existe la inseguridad.
– Falta de empatía y necesidad de autoafirmarse. Hay personas que encuentran placer a la hora de etiquetarnos, de compararnos con otros y hacer uso de la ironía para ridiculizarnos. Sus discusiones buscan ante todo posicionarse en un bando muy claro, el que sea, por simple placer de hacer daño. En este caso no tendríamos una baja autoestima encubierta, tendríamos una personalidad claramente “orgullosa”.
Carecen de empatía, son incapaces de ponerse en nuestro lugar y ven su posición, en su voz y en sus ideas, las únicas que son válidas. Hemos de tener en cuenta que en este tipo de comportamiento donde la discusión se utiliza como arma de poder y de agresión, supone un claro maltrato en muchos casos.
Si en tus entornos más cercanos conoces a personas con este tipo de comportamientos, y con quienes te ves obligado/a a interactuar, sería necesario que tuvieras en cuenta estos consejos para “protegerte”, para impedir que te afecten demasiado.
Entiende qué hay detrás de estos comportamientos y de sus insistentes ganas de buscar una discusión.
Si percibes que lo que hay detrás es una autoestima baja, intenta en la medida que te sea posible quitarles la máscara. A veces, no son más que “simples valentones/as” que ante una evidencia quedan rápidamente bloqueados.
Evita por encima de todo caer en su juego. Cuanto más nervioso/a te pongas ellos tendrán más poder y entrarás en su círculo, y ellos/as son muy hábiles discutiendo. Muéstrate frío e impasible, deja clara tu posición una vez y termina cuánto antes un diálogo que lejos de ser constructivo, solo busca la polémica y el enfrentamiento.
Lo más adecuado ante este tipo de situaciones “es desactivarlas” cuanto antes, o bien evitando directamente a esas personas o simplemente, dejando claro que no deseamos discutir o iniciar una conversación que no va a llevarnos a ningún sitio.
¿Te has visto alguna vez en esta situación? ¿Conoces a alguien así? No olvides dejarnos tus comentarios y recordar nuestro artículo sobre el lado oscuro de las personas más inteligentes.
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