28 junio 2016

Inseguridad cambia la vida de los santiagueros

El incremento de la delincuencia en la ciudad ha hecho que la gente ande espantada, en medio de un nerviosismo colectivo
Santiago. Cámaras de seguridad, guardianes, alarmas, verjas, alambres de púa; cambio de horario para ejercicios o visitas, salidas acompañadas, seguros en los vehículos. Todos estos controles o algunos de ellos, no son suficientes para garantizar la seguridad ciudadana.La gente anda con espanto al conducir en las vías de la ciudad. Al llegar a la casa, se le teme a todo. Tan alarmada está la sociedad que vive en una situación de nerviosismo colectivo. La inseguridad trastorna su comportamiento y le agrega una carga que cobra parte de las energías que antes dedicaban a la productividad. Hay muchos que, presa del pánico, por una experiencia propia o cercana, aplican todas las medidas aunque no se ajusten a su presupuesto y es por ello que en vez de llegar a una casa normal, se piensa en que se llegó a un cuartel o una cárcel de máxima seguridad. Aun así, nadie garantiza que tomar todas estas precauciones le salvará de ser una víctima de robo o cualquier otro hecho delincuencial. 

Medidas

Hay quienes han optado por mudarse a uno de los tantos proyectos de apartamentos o de viviendas individuales que son cerrados y aunque esto reduce la posibilidad, nadie le garantiza que no vaya a ser robado. Todo esto tiene a la gente angustiada y paranoica, porque no quiere perder lo que le ha costado esfuerzo, y no hay quien les dé seguridad de que sus vidas y bienes estén garantizados. 

La falta de garantías de seguridad crea angustia en las familias que han tenido que cambiar horarios de visitas y para compartir. La gente siente que no hay nadie que le resguarde y que está de más hacer denuncias, ya que son muy pocos los casos que tienen respuestas por parte de las autoridades. Por eso en ocasiones ni siquiera denuncian los robos de que han sido víctimas, ya que lo que les quitan no tiene retorno

En menos de dos meses en la región se produjeron más de 60 muertes violenta y, de estas, Santiago aportó la mayoría de víctimas. Las estadísticas del 2015 establecen que solo en esta provincia hubo 239 muertes y de estas, el 85 por ciento fueron por arma de fuego.

Tanto ha cambiado la vida en Santiago que la gente lo piensa muchas veces antes de salir a un centro de diversión o una reunión y cuando se decide, lo hace en grupo o dejan los vehículos en sus casas y buscan un taxista de confianza para que les recoja y los regrese después de la actividad.

Vino con determinación de acabar la delincuencia 
El general José Acosta Castellanos vino con la determinación de acabar con la delincuencia, pero ha encontrado el desafío de los que a pequeña o gran escala le llevan todo lo que pueden al ciudadano que con trabajo adquiere algún bien para mejorar su calidad de vida. Su modalidad de colgar en Facebook a los supuestos delincuentes heridos o esposados  y con un mensaje alusivo a la violación que cometieron y la circunstancia en que lo sorprendieron, todavía no han dado los resultados esperados, aunque sí ha ganado simpatías en sectores de la población que está hastiada de los abusos, mientras otros lo ven como una franca violación a los derechos humanos.

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