23 junio 2018

Reportaje: Pueblo Nuevo carga con parte de la tradición santiaguense.

Pueblo Nuevo carga con parte de la tradición santiaguense.
Santiago.-El sector Pueblo Nuevo, fundado por inmigrantes campesinos que llegaron a esta ciudad en el entorno de  la antigua vía férrea, es de las barriadas cargada con mayor tradición santiaguense y con 85 años de existencia.   

Fundado con el nombre de “Ensanche Presidente Trujillo” el 2 de mayo de 1933, cuenta con una extensión de tres kilómetros cuadrados de longitud y comprende al barrio El Congo.
Allí está ubicado el centenario cementerio de la 30 de Marzo, el mercado central, el parque Imbert, así como pequeñas empresas dedicadas a fabricar zapatos de manera artesanal.
Junto al también emblemático sector Los Pepines, Pueblo Nuevo se disputa la tradición carnavalesca con los llamados lechones, pero con otros tipos de caretas. La barriada ubicada al norte de Santiago, también tuvo una inmensa cantera de jóvenes que formaron parte del denominado grupo Los Panfleteros, jóvenes y adolescentes que mediante propaganda buscó hacer frente al régimen de Rafael Leonidas Trujillo.
En la barriada se concentran, 2,768 viviendas, 642 comercios y servicios y 90 industrias y talleres. Entre estos establecimientos, aún siguen operando aproximadamente 12 talleres o negocios de zapaterías.
El historiador Edwin Espinal, refiere que la modernización del país iniciada en 1927 durante el gobierno de Horacio Vásquez y fundada sobre la intervención militar estadounidense que concluyó en 1924, tuvo entre sus consecuencias el comienzo de la migración campesina a las ciudades. 
En el caso de Santiago de los Caballeros, la ocupación del espacio urbano por población rural se verificó entonces en torno a los rieles del Ferrocarril Central Dominicano: la línea férrea de Santiago a Moca, desde Gurabito a Las Totumas, se convirtió en el nuevo hogar de emigrantes de los campos. 
Así, para noviembre de 1927, en las sesiones del Ayuntamiento se daba cuenta de que personas pobres se habían instalado sin autorización y sin ningún documento que los autorizase en terrenos municipales en la acera Oeste de la avenida Imbert, frente al antiguo campo de la Exposición Nacional, ocupando totalmente la franja comprendida entre los rieles del ferrocarril y el puente de Gurabito. 
Sin poder desalojarlos, pese a los extraordinarios esfuerzos desplegados para ello, ya en 1929 las propias márgenes del arroyo Gurabito se hallaban invadidas y convertidas en un barrio. 
Los nuevos habitantes de la ciudad habían tomado también los laterales de la vía del tren con una ranchería que ascendía por las estribaciones del parque Imbert  - conocido entonces como “el cerrito de María Pompón”, en alusión a María Álvarez (a) Pompón, propietaria de terrenos allí - y continuaba hasta Las Totumas. 
En 1933, el gobierno de Trujillo ordenó el desalojo de las familias en esta última zona.
Ejecutado por el Ayuntamiento en el perentorio plazo de 25 días, aquellas familias se ubicaron en terrenos de Simón Díaz, Ángel Elmúdesi y Abelardo Viñas y los herederos de la sucesión de James Palmer, trazándose cinco calles transversales y cinco longitudinales, resultando 22 cuadras con 481 solares de 120 metros cuadrados cada uno. 
La incipiente barriada, dotada de una capilla, una casa escuela, un puesto de policía y una fuente pública de agua, fue designada por el Ayuntamiento con el nombre de “Ensanche Presidente Trujillo” el 2 de mayo de 1933. 
Tras la caída la dictadura, es el 20 de noviembre de 1961, mediante resolución No.1290-61, que el Ayuntamiento resolvió cambiar aquel nombre por el de “Pueblo Nuevo”, que ostenta desde entonces este ya tradicional barrio de Santiago. 
Negocio del calzado.
Rafael Rodríguez, de 84 años de edad fue el primer presidente de la Asociación de Zapateros, fundada en 1963. Recuerda que prácticamente el 60 por ciento de los que residían allí, vivían de esa de la industria del calzado.  
Aunque no es nativo de Pueblo Nuevo, llegó apenas con diez años y ya son 74 los que tiene en la barriada. 
Aunque cada vez son menos los que viven de esa labor, algunos moradores de la barriada apuesta al despertar. 
Carlos Martínez, es uno de esos emprendedores que hace siete meses decidió iniciar con su propio taller denominado “Cardaya”, en la calle Abua Rodríguez.  Actualmente cuenta con siete empleados y un mercado local cautivo, pues los zapatos que hace, son confeccionados en piel. El crecimiento le está permitido ahora que un estadounidense se interesara en adquirirlo y venderlo en el mercado norteamericano. 
Mercado Central
El local construido en el año 1968, junto al Hospedaje Yaque, constituyeron los principales espacios para ofertar mercancías de la producción agrícola de la zona del Cibao. La parte frontal se ubica en la avenida J. Armando Bermúdez. 
José Ismael Rodríguez, administrador del mercado de Pueblo Nuevo, reconoce que con la salida de los vendedores informales que cada jueves copaban los casi tres kilómetros de longitud de  la barriada, ha disminuido las recaudaciones, pero también ha mejorado la imagen. Actualmente, cuentan con 170 puestos de ventas y allí hacen vida aproximadamente 300 hombres y mujeres. 
Desde puestos de botánicas, de ventas de verduras, ropa, joyería, tenis hasta financieras de vehículos operan en el mercado. Con la llegada de Abel Martínez como alcalde, una de las medidas fue sacar a buhoneros dominicanos y haitianos, debido a su crecimiento desordenado, que estaba llevando a que se expandiera hasta el pleno casco urbano de la ciudad. 
Cementerio de la 30 de Marzo.
El camposanto más importante de Santiago, el de la 30 de marzo data de 1840 a 1850 y allí fueron sepultados. 
El historiador Edwin Espinal, refiere que aunque en 1775 la corona española había ordenado la eliminación de los cementerios parroquiales, todavía para 1805, el camposanto de la ciudad estaba frente a la Iglesia Parroquial Mayor, hoy Catedral Santiago Apóstol. 
Posteriormente, fue trasladado junto al camino que conducía al río por La Otra Banda (al final de la calle Del Sol.
El llamado cementerio viejo fue reubicado en el extremo norte de la calle de San Sebastián (hoy 30 de Marzo); no obstante, su tumba más antigua data de 1855. El camposanto abandonado existía todavía en 1892, cuando sus inmediaciones se designaron para llevar animales muertos. 
Espinal refiere, que el cementerio estaba alejado del casco central, y la nueva necrópolis quedó separada de los vacíos circundantes por muros ante los que fueron fusilados en 1863 Eugenio Perdomo, Vidal Pichardo, Carlos de Lora, Ambrosio de la Cruz, Antonio Batista y Thomas Pierre, primeros mártires de la Restauración.
“Su emplazamiento alejado del casco urbano, que significó un avance importante en la higienización de la ciudad, propició la adopción de un concepto de paisajismo basado en la idea de la representación del paraíso terrenal e implicó la aparición de una nueva tipología arquitectónica: la funeraria, que trajo consigo la irrupción del estilo neoclásico”, apunta el historiador y abogado. En 1976, el Archivo Histórico de Santiago inventarió las tumbas de reconocido valor de este camposanto. Sin embargo, nunca se ha planteado la realización de un proyecto para el rescate de sus patrimonios edificado e inmaterial y su consecuente valorización.
Su puesta en valor a través de acciones de inventario (como lo es hoy el Cementerio Pére Lachaise, en París, Francia), conservación y difusión y su factible conversión en un museo a cielo abierto, más allá de lo trágico y doloroso y sin menoscabo de su valor espiritual y religioso, lo erigirían en un novedoso recurso pedagógico y cultural.
Parque Imbert
Este espacio recreativo recibe también el nombre de Parque de Piedras. Está ubicado entre las avenidas 27 de Febrero e Imbert. El parque hace honor al héroe independentista José María Imbert, quien junto a Fernando Valerio encabezaron la batalla de Santiago del 30 de marzo de 1844. Cada año, es este el punto que la presidencia de la república utiliza para el acostumbrado desfile cívico militar con motivo de la batalla. Luego de permanecer un largo tiempo abandonado, con el apadrinamiento de Ochoa, el parque fue rescatado y sirve para el sano esparcimiento de quienes residen en la zona.

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