21 septiembre 2018

Una fórmula que sacaría al PLD del poder en 2020

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El gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se vende como una fuerza invencible porque teniendo a mano todos los poderes del Estado -y también de una parte de la sociedad- se proyecta como una fortaleza inexpugnable. No lo es.

La fuerza de un partido en el gobierno es proporcional a la justeza, acierto y determinación política del liderazgo de la oposición que la confronta. El pueblo siempre será de quien encarne sus intereses y sepa movilizarlo por una causa justa.
Pero como el PLD nunca ha tenido una oposición verdadera, salvo en los primeros meses de su primer gobierno que un vigoroso movimiento popular le plantó cara y Leonel Fernández y Danilo Medina lo conjuraron convenciendo a José Francisco Peña Gómez en la cama de un hospital de Estados Unidos -adonde enviaron al mismísimo Juan Bosch que tanto lo adversara- para que sacara al PRD de la protesta popular contra el primer “Paquetazo” neoliberal, sus gobiernos han navegado con el viento a su favor.
Aquella vez, otoño de 1997, los colectivos populares que dirigían principalmente Ramón Almánzar -fallecido - y Virtudes Álvarez, plantaron un verdadero desafío al gobierno que recién asumido, prefirió aumentar estrepitosamente los salarios de los funcionarios a niveles inimaginables mientras mantenía congelados los ingresos de los trabajadores, entregaba las empresas públicas a manos privadas (ingenios, tierras, molinos, fábricas) y acudía masivamente al endeudamiento público, tanto externo como interno.
El bueno Peña Gómez vino -sin estar plenamente recuperado y murió seis meses después-, pronunció tres discursos por “Tribuna Democrática” y pidió darle una oportunidad al gobierno de Leonel. Con ese paso debilitó al movimiento popular y su ganancia -desde la tumba- fue para su PRD dominado por angurriosos que dominando el Senado, la Cámara de Diputados y la mayoría de las alcaldías, nada hicieron por este pueblo y en cambio provocaron una crisis que repuso al PLD con Leonel en el poder.
Si ahora se sacara experiencia de esa historia, quienes lo hagan con responsabilidad, pueden transitar un camino relativamente exitoso para provocar un cambio político, mucho más democrático,  popular, capaz de ir a atacar las raíces de la corrupción, el prebendalismo, el control de la justicia y la impunidad.
Parto del supuesto de que Danilo será el candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), de que Leonel se vuelva a sumir en el silencio tras el aplastamiento o acepte la candidatura por otros partidos, mientras que Luis Abinader sea el postulado por el Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Con esas candidaturas no hay nada que buscar porque lucen intransables.
Si Danilo es el candidato y Leonel funda tienda aparte, se materializa la división del PLD. Si Abinader es el candidato, muy probablemente las fuerzas de Hipólito buscarán el ala de Danilo para frenar a Leonel, de lo que ya se ven atisbos muy claros.
¿Quiénes encarnan un proyecto alternativo?
Mi gran duda es cuáles bueyes pueden arar el terreno para alumbrar una democracia popular que este pueblo desearía, anhela y hasta pelearía por ella. Son tan diestros para dividirse y tan siniestros para unirse que cualquiera pierde la esperanza y comete el error de resignarse.

Supondré por un momento que los dirigentes de los partidos y movimientos alternativos, las fuerzas sociales movilizadas (Marcha Verde en primer plano) y las agrupaciones locales y sectoriales, están decididas a luchar por crear una alternativa popular para el pueblo trabajador. ¿Qué tendrían que hacer?
La mayor muestra de identificación con un proyecto de esta naturaleza sería la renuncia expresa, voluntaria y completa a aspirar a la Presidencia de la República, de todos los líderes de esos partidos y movimientos sociales.
En cambio, esos dirigentes políticos y cívicos expresan su disposición de aceptar candidaturas a alcalde o concejales en cualquier lugar del país donde reúnan los requisitos legales y se alcancen niveles de unidad capaces de constituir una alternativa electoral que gane amplias simpatías populares.
Los partidos y movimientos sociales tendrían que comprometerse a constituir un nivel de unidad que culmine en la meta de presentar un solo candidato y una sola boleta para el nivel municipal en todo el territorio nacional.
Si las fuerzas vinculadas a un proyecto de esta naturaleza alcanzan esos cuatro peldaños (renuncia a candidaturas presidenciales, disposición de ser candidatos a las alcaldías e ir con una sola boleta y un solo candidato en cada municipio) demostrarían al país un grado de madurez y de compromiso ciudadano que despertaría el interés de cientos de miles de exmilitantes que nunca han abandonado sus ideas progresistas, pero se niegan a apoyar esfuerzos particulares que solo atomizan más las fuerzas del pueblo.
Este proceso debía ir acompañado de un esfuerzo firme de unidad por la base -no solo en estamentos superiores para hacer declaraciones públicas- para levantar programas reivindicativos municipales, formar estructuras electorales comunes, democráticas y participativas, estimular la movilización social ciudadana y crear espacios de contacto diario y masivo con la población: locales abiertos, programas radio-televisivos municipales, páginas web actualizadas, sistematización de experiencias y formación política y electoral para defender el voto y la voluntad popular.
Los partidos con personería jurídica y asignación de fondos públicos se comprometerían a destinar una proporción importante de sus ingresos para financiar el fortalecimiento de las labores unitarias en todos los municipios, los que se engrosarían  con actividades propias de captación de recursos.
Selección de candidaturas
El proceso de selección de las candidaturas municipales se haría por consenso en asambleas unitarias por municipio, de convocatoria abierta, presentando preferiblemente las candidaturas de líderes nacionales para posiciones locales, pero también pudiendo llevar a personalidades destacadas, como profesionales, dirigentes cívicos, jóvenes deportistas, mujeres luchadoras, activistas obreros y campesinos, entre otros.

Alcanzar un nivel de unidad de esa magnitud garantiza el éxito en ciudades grandes y pequeñas con gran tradición de lucha, lo que podría desatar un efecto dominó de repercusiones políticas extraordinarias, irresistible para un PLD sacudido por la tempestad de la desconfianza y eventualmente del divisionismo.
Si el proyecto unitario resulta exitoso en el nivel electoral municipal a disputarse en febrero, quedarían creadas las condiciones para repetir el mismo proceso para las elecciones legislativas y presidenciales de mayo, llevando un solo candidato presidencial con una sola boleta, así como un solo candidato a senador por provincia y listas unitarias de diputados también en una sola boleta.
Conozco que la recién aprobada Ley de Partidos impone horcas de tiempo a las candidaturas y las alianzas, pero si en este país queda un mínimo de formalidad institucional, esa ley será declarada inconstitucional porque cercena derechos fundamentales y crea privilegios de casta inaceptables en el mundo de hoy.
Un movimiento social y político de esas características sacudiría a la sociedad dominicana y captaría a sectores descontentos de los principales partidos del país que no necesariamente comparten el tipo de ejercicio político de sus jefes, pero que no rompen amarras porque no ven una alternativa real a la reproducción de ese sistema de reparto de riqueza y de impunidad.
Dudo mucho que los poderes fácticos: Estados Unidos, Unión Europea, las iglesias, el empresariado y en menor medida los militares, adversen un proyecto popular de estas características, que inicialmente no pondría en peligro sus espacios y mucho menos la gobernabilidad que permite hacer negocios.
Si un esfuerzo unitario no alcanza esa madurez y esa compenetración, el control del poder seguirá siendo monopolizado, ya ni siquiera por un partido (PLD con sus bisagras), sino por una facción de esa organización, y los opositores tendrán que escuchar las sucesivas derrotas mientras retumba en sus oídos aquello de que “lloran como mujeres lo que no supieron defender como hombres”

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