NUEVA YORK._ Cinco atracadores, uno de ellos del que se sospecha, es de la familia, entraron armados de pistolas a la casa de los esposos Blanco en Queens y les robaron $90.000 dólares, ahorros de toda la vida y que la pareja guardaba para comprar una casa.
Ricardo Blanco, cabeza de la familia, dijo que el dinero lo guardaban en una de las gaveta de un archivo de metal y que uno de los criminales, encañonando a su esposa, la que rehusó identificarse, le exigió que “entréguenos el dinero que tiene Ricardo guardado, o si no, le vamos a disparar”.
Relatando el atraco, sin mostrar la cara por temor a represalias y con una biblia en la mano, la señora Blanco dijo que el dinero fue ahorrado durante más de 20 años para comprar la vivienda de sus sueños y vivir en ella con toda la familia.
“Estaba muy asustada y me puse en las manos de Dios”, dijo la señora Blanco.
Relata que uno de los asaltantes le exigía callarse la boca “o si no, la vamos a matar”.
Dijo que el sujeto, le tapó la boca con la pistola, mientras ella le pedía a Dios que la ayudara.
“Estábamos ubicando la casita para comprarla y que viviéramos todos juntos como familia”, expresó el señor Blanco.
“Pero imagínense, el ladrón vive asechando”, añadió lamentando que nunca pensaron en depositar la alta suma en un banco.
Cuando los atracadores entraron a la casa, lo primero que le reclamaron a la señora Blanco, fue que les dijera dónde estaba el dinero y que lo buscara.
“Les dije que yo no sabía nada”, añadió.
Los esposos bancos, creen que entre los atracadores hay uno que es de la familia o allegado y que sabía lo del dinero.
El fue quien presionó a la señora para que entregara la suma.
La policía dijo que está investigando el atraco y divulgó una foto del quinteto de criminales, descritos como hispanos.
La residencia asaltada está situada en la avenida 39 en el sector Corona en Queens.
Los esposos, católicos de nacimiento, dijeron esperar que Dios haga un milagro para que los atracadores se arrepientan y les devuelvan el dinero robado.
“Lo hemos puesto en manos de Dios, él es que todo lo puede”, terminó diciendo la señora Blanco.
Los investigadores piden a los cooperantes comunitarios ayudarlos a ubicar el paradero de los criminales.
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