Aunque muchos muestran dolor, también expresan que la muerte del líder puede acelerar cambios necesarios -
Sus palabras y su imagen habían llenado los libros escolares, las ondas de los medios electrónicos y los periódicos desde antes de que muchos de ellos nacieran. Ahora los cubanos deben enfrentar la vida sin Fidel Castro, el líder que guio a su isla tanto a una mayor igualdad social como a años de ruina económica..
En una capital silenciosa, la gente lloraba en las calles el sábado al extenderse la noticia de la muerte del revolucionario de 90 años. Aunque muchos se dolían, otros expresaron en privado la esperanza de que su fallecimiento le permita a Cuba moverse con mayor rapidez hacia un futuro más abierto y próspero bajo el gobierno de su hermano menor, Raúl Castro.
Los dos hermanos condujeron a los rebeldes barbudos desde las montañas de la Sierra Maestra oriental hasta la capital, donde instauraron un gobierno comunista a 145 kilómetros (90 millas) de Estados Unidos. Pero desde que Raúl, de 85 años, sucedió a su hermano enfermo en 2006, se dio un limitado florecimiento de la empresa privada y el año pasado se restauraron las relaciones diplomáticas con Washington.
“Comercio es lo que Raúl quiere, nada más. Fidel estaba plantado en la Sierra Maestra todavía”, dijo Belkis Bejarano, un ama de casa de 65 años de la barriada Centro Habana.
En sus años de vejez, Fidel Castro se abstenía en gran medida de hablar públicamente sobre asuntos internos, con lo que respaldaba tácitamente las reformas de libre mercado implementadas por su hermano. Sin embargo, este año reapareció dos veces en la escena nacional: para criticar la histórica visita del presidente estadounidense Barack Obama a Cuba en marzo y proclamar en abril que el comunismo era “un enorme paso en la lucha contra el colonialismo y su inseparable compañero, el imperialismo”.
Enfermo y despojado de poder político real, el ícono revolucionario de 90 años se convirtió para algunos en símbolo de la resistencia a las aperturas diplomática y económica de su hermano. Pero para muchos cubanos, Fidel Castro estaba ya pasando a la historia, cada vez más alejado de las pasiones que durante largo tiempo le dieron el aspecto de un salvador mesiánico o un caudillo maniático, según se le mirase.
El sábado, muchos cubanos en la isla describieron a Fidel Castro como una figura enorme que dio a Cuba atención de salud gratuita, educación y una verdadera independencia de Estados Unidos, aunque le impuso la carga de un sistema político y económico petrificado que ha dejado calles y edificios a punto de desmoronarse y ha impulsado a las elites jóvenes e instruidas a buscar una mayor prosperidad en el exterior.
“De mi generación, Fidel fue un padre para todos nosotros”, dijo Jorge Luis Hernández, electricista de 45 años. “Yo espero que sigamos para adelante porque realmente este pueblo es grande, es fuerte, inteligente. Ahora hay muchas transformaciones, unos cuantos cambios, pero yo creo que la Revolución va a seguir igual y va a seguir siempre adelante”.
En 2013, Raúl Castro anunció que se retirará al finalizar su actual período en 2018, y por primera vez designó a un heredero que no pertenece a la estirpe revolucionaria de los Castro: Miguel Díaz Canel, de 56 años.
La muerte de Fidel Castro “pone de relieve la mortalidad de toda la primera generación de esta revolución”, dijo Philip Peters, especialista en Cuba y consultor empresarial.
“Hace notar aún más la ausencia de un grupo de líderes potenciales capaces de hacerse cargo y conectados políticamente con la gente”.
Nueve días de duelo
El Gobierno cubano declaró nueve días de duelo nacional. Las cenizas de Castro viajarán de La Habana hacia el este, hasta Santiago de Cuba, en una procesión que recorrerá a la inversa el avance victorioso del ejército rebelde desde la Sierra Maestra a La Habana.
La radio y televisión estatal emitían incesantes homenajes, horas de noticieros y documentales de su época en el poder, y entrevistas con cubanos destacados que lo recuerdan con afecto.
Los bares cerraron, los conciertos se suspendieron y muchos restaurantes dejaron de servir bebidas alcohólicas y planeaban cerrar temprano. Los diarios oficiales aparecieron con titulares en negro en lugar del rojo o azul habituales.
Muchos cubanos, sin embargo, ya se imaginaban los años venideros en una Cuba sin Fidel Castro. l
Incertidumbre domina la relación EEUU-Cuba
El fallecimiento de Castro elimina la que durante muchos años fue la barrera psicológica para una relación más cercana entre Estados Unidos y Cuba. Pero se suma también a la incertidumbre que rodea a la transición del gobierno de Barack Obama al de Donald Trump.
Era “un dictador brutal” de una “isla totalitaria”, dijo el presidente electo, haciendo hincapié en el trauma histórico que sigue separando a los dos países. Un Obama más contenido, trabajando para preservar su propio intento de reconstruir esos vínculos, dijo que la historia determinará el impacto de Castro y que el pueblo cubano reflexionará “con fuertes emociones” sobre cómo su longevo líder influyó en la nación.
¿Cómo serán ahora los derechos humanos?
Derrocó a un dictador, llevó salud y educación gratuita a su país y enlistó a cubanos en lo que dijo eran luchas por la libertad desde Centroamérica hasta Sudáfrica. Pero Fidel Castro también mantuvo un mando férreo en Cuba, donde encarceló a disidentes y homosexuales, limitó la libertad de viajar y expresarse, y declaró ilegítima prácticamente a cualquier actividad fuera de su control.
Desde la muerte del revolucionario, los cubanos han defendido su historial, mientras que grupos defensores de los derechos humanos dijeron esperar que el hermano y sucesor del exgobernante, Raúl Castro, se movilice con más rapidez para permitir que los cubanos tengan una mayor libertad de expresión, reunión y otros derechos básicos.
“La pregunta ahora es: ¿cómo se verán los derechos humanos en la Cuba del futuro?”, dijo el sábado Erika Guevara-Rosas, directora de Amnistía Internacional para las Américas. “La vida de muchas personas depende de esa respuesta”.
Vargas Llosa
El premio Nobel Mario Vargas Llosa dijo que en Cuba se dará un proceso de transición, que espera que sea “indoloro”
Elián González
El cubano que siendo niño sobrevivió a un naufragio en el 2000 dice que Castro seguirá siempre con los cubanos.
Lo que esperan los cubanos de Miami
José Argibay no lo duda: la muerte de Fidel Castro y la pronta llegada al poder de Donald Trump en Estados Unidos reviven las esperanzas de más libertades en Cuba. “Puede ser que la entrada de Trump le dé una preocupación a ese gobierno, los presione más para hacer algunos cambios”, dijo el exiliado cubano de 64 años horas después de la noticia del fallecimiento del expresidente cubano.
“Lo que está uno celebrando es el inicio de una posible libertad en Cuba”, añadió Argibay, que no ha viajado a la isla desde que llegó en 1980 y no piensa hacerlo hasta que “Cuba sea libre”.
Algunos exiliados y líderes cubanos de Estados Unidos ven la muerte de Castro como el inicio del fin del gobierno comunista en la isla.
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