El merengue alusivo a la Navidad, el clásico y el más actual, es el ritmo que marca esta tradicional fiesta en la República Dominicana, y con el que se recibe estos días en los aeropuertos a miles de dominicanos que viven en el extranjero.
La Navidad es la fiesta más esperada por los dominicanos y es precisamente
el merengue -declarado este año Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco- el encargado de dar ese esperado pistoletazo de salida cuando las emisoras inician, coincidiendo con la entrada del otoño, las programaciones especiales para esta época.
'El pavo y el burro', 'Llegó Juanita', 'Salsa para tu lechón', 'Navidad sin mi madre' o 'Navidad que vuelve' son algunos de los merengues presentes en esta época del año, aunque también dejan espacios a otros ritmos, como el vallenato colombiano.
En estas fechas se recibe a los cantantes y orquestas de merengue que triunfaron en las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado, muchos viven en el extranjero pero vienen para animar fiestas, ya sea en hoteles, al aire libre, discotecas o en los canales de televisión, que hacen programaciones especiales para Navidad y Fin de Año.
Y junto a ellos llegan en masas miles de dominicanos que viven en el extranjero, y a quienes merengueros han dedicado canciones nostálgicas, pero muy bailables, sobre sus vicisitudes en otras naciones, especialmente en Estados Unidos, y su deseo de regresar a su tierra y celebrar junto a la familia la Navidad.
Los aeropuertos del país están atestados de personas en estas fechas, sobre todo dominicanos, que son recibidos precisamente a ritmo de merengue y a quienes el Estado ofrece una gracia para que puedan traer regalos libres de impuestos por motivo de las navidades.
El país celebra el 20 de diciembre de cada año el Día del Dominicano Ausente, y para ello realiza festejos en las terminales aeroportuarias, siempre a ritmo de merengue y bailes folclóricos, como el contagioso 'Perico Ripiao'.
Las autoridades aeroportuarias prevén la llegada de unos 350.000 dominicanos solo por el aeropuerto Las Américas, el principal del país, durante el periodo navideño.
Desde finales de octubre el país se convierte en una gran discoteca, con fiestas y luces adornando las calles, en las que se reúnen cientos de personas para compartir con familiares y amigos.
Tampoco faltan en la radio los popurrí de villancicos, aunque su difusión es un poco más tímida.
Para esperar el Año Nuevo miles de dominicanos se congregan en todo lo ancho y lo largo del malecón capitalino, animados por las más populares orquestas del país, convocadas por las cadenas de televisión, lo que ya se ha convertido en una tradición en esta nación del Caribe.
Pero no todo es música en el país, la República Dominicana cuenta con una variada gastronomía navideña, que encabeza el pavo, el cerdo o el pollo horneados, acompañados de moro (arroz con guandules), ensalada rusa, pasteles en hojas (una especie de tamales pero hechos a base de plátanos) o la popular telera (un pan de gran tamaño).
No pueden faltar los tostones y las golosinas, a las que se agregan las uvas, peras y manzanas.
Este año, sin embargo, la celebración será algo más austera, debido a los daños causados por las lluvias en noviembre pasado en la región norte del país, donde familias lo perdieron todo, incluso a seres queridos.
En solidaridad con los afectados, las dependencias del Estado decidieron cancelar sus tradicionales encuentros navideños, un gesto también asumido por empresas privadas, que decidieron donar a los afectados el dinero que iban a invertir en las fiestas.
Muy a pesar de estos anuncios, las calles están adornadas con las luces navideñas, las mesas a punto y los escenarios listos para el baile porque como muy bien refiere un popular merengue dominicano: 'La lluvia no daña mi fiesta'. EFE
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