HATO MAYOR. Hay quienes tienen muchos para dar y no dan nada, en cambio, hay quienes nada tienen y dan. Es el caso de Don Blas Martínez (Polo Beca), un anciano de 83 años, quien diariamente alimenta a cientos de palomas, que cada mañana llegan a su casa, en la calle Miches, del sector Las Malvinas.
Las aves, dotadas de gran inteligencia, llegan temprano a la vivienda de Don Polo Beca, quien cada noche, antes de ir a la cama, compra 20 libras de maíz, para en la mañana y al mediodía, esparcir los granos en el pavimento, donde bajan religiosamente las aves.
Las palomas se arremolinan a su alrededor, mientras este le estira sus brazos para lanzar el manjar.
Es un verdadero espectáculo que se crea alrededor de la casa de Polo Beca, que con su altruismo y generosidad ha logrado hasta paralizar el tránsito en la calle Miches, una de la más transitada de la zona norte de Hato Mayor del rey.
“Ya los vehículos y motoristas se detienen para ver a las aves alimentarse, apagan los vehículos y hasta que las palomas no alzan vuelo nadie enciende los motores
Las palomas, como sabia al fin, se han establecidos sus moradas en las copas de cocoteros adyacentes a la casa del mulato hombre, donde se han reproducido de manera vertiginosa.
“En principios eran como 40, pero ahora llegan por cientos y se aposentan las cuerdas eléctricas del alumbrado del barrio, frente a mi casa, solo a esperar que abra la puerta cada mañana, para ella comer”, explica Polo Beca.
Dice que el dar de comer a las aves lo aprendió de sus padres, que en la comunidad de El Manchado, a cinco kilómetros al norte de Hato Mayor, cada mañana, daban de comer a cientos de gallinas que criaban para comer y vender.
Las palomas por lo general se alimentan de semillas y frutos que colectan en las copas de los árboles, pero las que visitan a Polo Beca, al parecer solo comen maíz, por su rutina diaria y que solo se le ven bajar de los cocos en la mañana y al mediodía.
Alegría
Dice que aparte de que vive el dar de comer, lo que más me gusta y alegra es el gran sentido de la orientación y la rapidez en su vuelo.
“Me gozo cuando bajan a comer, pero más me alegra ver como alzan vuelo, porque sé van con el buche lleno y contenta”, significó.
Las palomas jóvenes se denominan pichones, y las personas que crían palomas se denominan colombófilos.
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