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Una parte de la población de nuestro país mantiene el deseo de radicarse en territorio estadounidense o europeo.
Por muchos años hemos escuchado que hay personas que se esfuerzan por alcanzar el “sueño americano”, un anhelo basado en libertad, oportunidades, progreso económico y social, en pos de una vida digna. Ese es el sueño de muchos dominicanos.
Una encuesta de Pew Research Center muestra que los hispanos que han llegado a Estados Unidos creen fuertemente en que trabajar duro puede ayudarlos a salir adelante, una tendencia más pronunciada entre los latinos respecto a la población general de Estados Unidos.
Al entrevistar a Carlos, un dominicano de 24 años, con grandes anhelos de un mejor porvenir no cesaba de reiterar las razones por las cuales luchó por marcharse de su país.
Dice que se sentía frustrado por la falta de oportunidades para los jóvenes sin experiencia y que buscan un primer empleo. Se queja de que hay que estar “enllavao” para poder conseguir un trabajo, a lo que se suma la intranquilidad que se vive por los altos niveles de inseguridad ciudadana.
Cuenta que cuando al fin logró su primer trabajo, el sueldo era paupérrimo, pues para entonces ya tenía una esposa y un hijo de 1 año, y que por la insuficiencia de lo que ganaba, se veía obligado a vivir en casa de sus padres para subsistir junto a su familia.
Esa fue la razón que lo llevó a tomar la firme decisión de emigrar a como dé lugar en buscar de mejor vida.
Decidió buscar una visa estadounidense de paseo, para luego negociar un matrimonio con una prima ciudadana en los Estados Unidos, y así tratar de residir en ese país.
Pero le negaron la visa; dice él que tal vez fue por su bajo salario y por su edad.
Intentó otras opciones, y decidió irse a Venezuela, durante el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Duró dos años en Caracas, pero la crisis económica y política de ese país lo obligó a buscar nuevos horizontes.
Opina que la crisis en la nación suramericana obliga a mucha gente a vender hasta su identidad, oportunidad que aprovechó y partió desde Venezuela hacia Panamá de ahí viajó a un territorio francés, para llegar a su destino, España, con una identidad falsa, con la que meses después consiguió una visa de trabajo.
A tres años de su partida, dice que no desea volver a su país natal, pues por la calidad de vida que tiene en Europa, siempre será mejor que en Santo Domingo, pese a los trabajos de obrero y conserje que realiza. Actualmente lucha por llevarse a España a su esposa e hijo.
Volumen de la emigración dominicana, según regiones de destino, 2010; 2015; 2017
Según estudios de OBMICA el desequilibrio socioeconómico y productivo entre territorios es uno de los principales factores que impulsan la emigración (Delgado Wise 2014; Canales Cerón & Rojas Wiesner 2018). En este sentido, los dominicanos, al momento de decidirse a emigrar se ven atraídos hacia regiones del mundo de mayor desarrollo o de renta alta; vale decir, territorios en los cuales estos entienden pueden tener mayores oportunidades para el mejoramiento de sus condiciones de vida.
Se puede observar que, del total de emigrantes dominicanos para los años 2010, 2015 y 2017 alrededor del 90% de estos residen en las regiones con mayor desarrollo.
El conglomerado de emigrantes dominicanos, se caracteriza por ser, mayoritariamente, femenino y joven; en referencia a población en edad de trabajar (PET). Para el año 2000 el promedio de edad de estos era de 26 años; en tanto que para el año 2017 es de 30 años de edad. Según los datos presentados en el Migration Wall Chart (2017), el 20.5% de la población emigrante dominicana se encuentra en el grupo etario de 0 a 9 años y el 75.1% tiene entre 20 a 64 años de edad, asimismo, solo el 4.4% tiene 65 años o más.
La población dominicana radicada en territorio norteamericano se ha incrementado considerablemente, pasando de 350,535 personas en el año 1990 a 1,079,111 para el 2017 (United Nations, Department of Economic and Social Affairs, Population Division -UNDESA 2017). Este incremento se debe, fundamentalmente, al peso que tiene Estados Unidos como el principal país que atrae migración en el mundo (Organización Internacional para las Migraciones 2018).
En cuanto al logro educativo, los emigrantes dominicanos en Estados Unidos, en mayor medida, presentan niveles educativos básicos e intermedios. En el gráfico se observa que en las categorías de estudio de nivel inferior a secundaria (27.7%) y graduado de secundaria (27.8%) es donde se ubica la mayor cantidad de miembros de este conglomerado. Por su lado, se observa que los que han alcanzado niveles educativos superiores al realizar la colegiatura o haber completado una carrera profesional, representan el 26.2%. En este mismo orden, los que han alcanzado unos estudios universitarios, al nivel de licenciatura, son 13.1% y quienes tienen postgrado son 5.2%
Emigración dominicana en Europa
Según OBMICA los flujos migratorios de dominicanos y dominicanas hacia Europa, a partir de los años noventa se han incrementado de manera significativa. Como se puede apreciar en el gráfico, el volumen de emigrantes dominicanos en Europa durante el año 1990 ascendió a 35,796; respecto a este año, para el 1995, la cantidad aumentó en un 44.8% alcanzando los 51,824.
Desde el 1995 al 2000, el volumen de dominicanos en Europa se incrementó en un 48.2%. El mayor incremento, sin embargo, se observa entre los años 2000-2005, en que la cantidad pasa de 76,820 a 135,129; lo que representó un incremento de 76%.
La emigración dominicana: cifras y tendencias 113 A partir del año 2010, el volumen de emigrantes dominicanos en Europa continua en aumento; pero en menor cantidad. Como se puede observar, entre el año 2010 y 2015, la diferencia entre el volumen de emigrantes dominicanos en esta región representa un aumento de 11.2%. Del 2015 al 2017 el porcentaje de aumento es de apenas 2.4%.
Otros sueños en Año Nuevo
En este nuevo año proponerse alcanzar el sueño dominicano, es tradición, ya sea en este país o en otro, el sociólogo Celedonio Jiménez dice que para cada Año Nuevo el sueño de los dominicanos es alcanzar la prosperidad, que sea mejor, que vengan buenas y nuevas condiciones de vida.
“En realidad las metas y los sueños para un nuevo año van a depender de las circunstancias particulares de cada individualidad. Por ejemplo, para un padre y una madre su sueño será ver el crecimiento de sus hijos en condiciones de salud y bienestar, si se trata de una persona enamorada su sueño podría ser desposarse con la persona querida, si se trata de un estudiante universitario de término, el sueño será presentar tesis y graduarse con lauros, en tanto, que para una persona desempleada su sueño en el nuevo año deberá ser encontrar la ocupación laboral deseada. Lo cierto es que el nuevo año es una ocasión fundamental para que se forjen los sueños más acariciados por los individuos’’, explicó Celedonio Jiménez.
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